"Los eventos que se vienen desarrollando y las futuras elecciones generales serán una prueba a la institucionalidad política chilena. En otros países con similar grado de desarrollo se ha respondido a las demandas populares con medidas populistas y de descontrol macroeconómico."
"Los eventos que se vienen desarrollando y las futuras elecciones generales serán una prueba a la institucionalidad política chilena. En otros países con similar grado de desarrollo se ha respondido a las demandas populares con medidas populistas y de descontrol macroeconómico."
Elmer Cuba

En nuestro país se ha comenzado a discutir sobre lo que viene ocurriendo en Chile en las últimas semanas. Se habla de una supuesta crisis del “”, sin explicar muy bien de qué exactamente constaría esta entelequia.

La chilena ostenta uno de los mayores PBI per cápita de América Latina y el Caribe, y presenta los mejores indicadores de desarrollo económico y social de la región. Sin embargo, la se ha mantenido en niveles parecidos a los de países andinos como el Perú y Bolivia, y la movilidad social en el país sureño no es de las mayores de la región.

El denominador común detrás de las masivas protestas en Chile es la demanda por una mayor igualdad de oportunidades y por mayores subsidios para las familias que han venido saliendo de la pobreza y que hoy son clases medias emergentes. Al parecer, la sociedad chilena no está dispuesta a tolerar la desigualdad del ingreso asociada a la baja movilidad social, ni los precios de algunos servicios públicos. Todo ello, en la práctica, significa una demanda por un mayor tamaño del Estado. Tanto el Ejecutivo como el Legislativo han comenzado a ceder en gran parte de los pedidos concretos, como las tarifas del transporte público, las pensiones mínimas y los subsidios a servicios de salud.

Viendo hacia atrás, la clase política chilena y sus clases dirigentes no habrían sido capaces de entender estas demandas populares hacia un mayor estado de bienestar. La amplia coalición de izquierda que ha gobernado ese país en 25 de los últimos 30 años ha avanzado tímidamente en esa dirección. Sin embargo, a la luz de las manifestaciones, todo ello habría sido percibido como insuficiente.

En una democracia, la ciudadanía le encarga al Ejecutivo un mandato que refleje las preferencias de las mayorías. Es de esperar que, en las próximas elecciones, se manifiesten las demandas mencionadas con mayor nitidez. Incluso puede que en Chile se discuta la posibilidad de dejar de lado el sistema actual de voto voluntario para pasar a uno obligatorio, a fin de que el público se haga responsable de sus decisiones políticas.

Los eventos que se vienen desarrollando y las futuras elecciones generales serán una prueba a la institucionalidad política chilena. En otros países con similar grado de desarrollo se ha respondido a las demandas populares con medidas populistas y de descontrol macroeconómico. El ejemplo de Argentina está a la mano. En otras experiencias internacionales, algunos países en desarrollo han visto resurgir el autoritarismo, sea de derecha o de izquierda.

Hasta ahora, en el caso chileno la respuesta ha sido un aumento del gasto público junto con un incremento del impuesto marginal a la renta del 35% al 40%. Sin embargo, parece no haber sido suficiente y puede que se tenga que optar por el aumento de los impuestos directos para equilibrar el presupuesto público y no afectar el riesgo-país. El tamaño del Estado en Chile es de casi el 26% del , un porcentaje relativamente pequeño para el nivel de desarrollo del país. Todos los países que están cerca de un PBI per cápita de US$26.000 (en paridad de poder de compra) tienen un Estado más grande.

No se trata, pues, de una crisis del “modelo neoliberal”. El mercado se ocupa de la asignación eficiente de recursos y de la creación de riqueza, mientras que la redistribución del ingreso (y las oportunidades) corre a cargo del Estado sobre la base del contrato social de cada país. En ese sentido, se trata más bien de una falla del Estado Chileno y sus instituciones políticas que no supieron representar las demandas de sus ciudadanos por algo más de estado de bienestar. En la teoría económica este tipo de problemas se trata en el denominado segundo teorema del bienestar, para los interesados en profundizar estos temas.

Las experiencias internacionales de las últimas décadas muestran que casi todos los países que han logrado el desarrollo económico han elevado su PBI per cápita y, de manera concomitante, el tamaño del Estado. El FMI considera que existen solo 39 economías avanzadas en el mundo, en todas ellas el tamaño del Estado oscila alrededor del 40% del PBI.

Los efectos sobre el Perú se podrían observar en las elecciones del 2021. Algunos candidatos podrán explotar algunas de las demandas ciudadanas por un mayor tamaño del gasto público. Sin embargo, en el caso peruano, las cuentas fiscales no soportarían el embate sin una reducción sustancial de la evasión tributaria, si no queremos recurrir a un aumento de algunas tasas de impuestos.