(Foto: Reuters)
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Juan Carlos Tafur

Hay una posibilidad cierta de que Pedro Pablo Kuczynski se mantenga en la Presidencia y salga indemne del segundo proceso de vacancia iniciado en su contra. 

Si PPK logra convocar algunos adicionales votos disidentes del fujimorismo, si cataliza un cambio de actitud del Apra y si consigue que su aliado César Acuña convenza a su bancada en pleno, el pedido iniciado por el Frente Amplio y Nuevo Perú, con la venia de Fuerza Popular, podría encallar. 

El problema, sin embargo, para los ciudadanos peruanos no es que PPK sea vacado. El problema es que se quede. La opción menos potable a estas alturas es que PPK se salve y se mantenga en Palacio hasta el 2021. Por lo que se ha visto, Vizcarra lo haría mejor. 

Si PPK se mantiene en el cargo y no modifica su quehacer, se avecina el infierno, con un gobierno cada vez más débil, impopular y sujeto a permanentes crisis, que pueden ser políticas o también sociales. 

Kuczynski debe efectuar un cambio profundo en su modo de hacer política y de gobernar, un giro que, por cierto, está lejos de conducirse por la profusión última de gestos efectistas (como la anunciada evaluación de un aumento en el sueldo mínimo). No pasa por guiños populistas la recuperación del régimen. 

Para empezar, debe asegurar el mismo talante con el que ayer, en el evento organizado por la Cámara de Comercio de Lima, ha emplazado a sus críticos y defendido su gestión, mostrando a una persona decidida y con las cosas claras. 

De la mano, se necesita una redefinición interna. PPK siempre ha sido un personaje derechista y mal hizo al enajenar la composición de su primer Gabinete a una suerte de conciliación con el sector que le dio los votos para llegar al poder en la segunda vuelta. 

Por supuesto, sería ingenuo si piensa que ello bastaría para aquietar a la oposición fujimorista, aunque los portavoces mediáticos naranjas saliven al mencionar una “purga caviar” como condición imprescindible para un entendimiento entre las dos derechas, la populista del fujimorismo y la tecnocrática de PPK

PPK debe prepararse para que se mantenga una guerra política con el bando de Keiko Fujimori. Ya debiera haberse dado cuenta de que conceder en temas de gobierno al fujimorismo no le ha servido de nada. Si su idea era que retroceder en la reforma educativa, por ejemplo, le iba a garantizar simpatías naranjas, se equivocó de plano. 

No hay peor socio que un mal gobierno. Si PPK quiere restablecer lazos políticos con otras fuerzas partidarias, debe empezar por retomar las riendas del país. 

El escándalo Lava Jato va a seguir, los problemas sociales se van a acrecentar este año por las elecciones municipales y regionales, y la tensión entre el Ejecutivo y el Legislativo va a ser crónica. Si PPK no diseña una estrategia para enfrentar ese tridente del mal, se condena a un mandato siempre al borde de la vacancia. 

La del estribo: La voz del fútbol para dos o más generaciones, la de Daniel Peredo, gran periodista deportivo, se acaba de ir. Una sentida partida. La afición extrañará sus goles, porque eran suyos y de todos. Mi pésame a familia y amigos.

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