"¿No ven que vamos a paso de tortuga?", por Fernando Vivas
"¿No ven que vamos a paso de tortuga?", por Fernando Vivas
Redacción EC

FERNANDO VIVAS

Periodista

Hemos pasado, en materia de patriotismo, de estar en manos de los militares a caer en manos de los diplomáticos. Es un avance civilizado, claro que sí, pero, ¿porqué no puedo estar contento?

Porque la diplomacia es la continuación de la guerra por medios pacíficos y remolones, porque la estrategia de unos y otros es la misma: el engaño y la mecedora. Mientras los periodistas buscamos darle a la opinión pública la verdad, la diplomacia nos mece con el ‘eso no está en discusión’, ‘no conviene’, ‘ahora no es el momento’. Si alguna verdad nos cuentan es off the record y con este aclare: “Si tu dices algo de lo que te he dicho yo lo negaré”. Solo hay una diferencia de estilo. El off the record militar viene con algún chiste criollón, el diplomático se adorna con citas en francés.

El triángulo terrestre se ha convertido en el tabú más manoseado y oficioso de todos. Ambos lados lo cubren de niebla. 2 + 2 no es 4, es cualquier otra cifra para los cancilleres y ministros de defensa que salieron de la reunión del jueves pasado preparados a decir cualquier cosa que no revele su copiosa agenda secreta.

¿Los periodistas y los ciudadanos con sed de información estamos obligados a un patriótico chitón boca? ¿ Acaso somos reservistas de Torre Tagle? Pues no. Solo debemos administrar el tiempo y la forma en que se suelta la información sin perder de vista los intereses nacionales. Pero no podemos abandonar la crítica. A Torre Tagle hay que fiscalizarlo como al Mininter o al Midis. Pensar que la improvisada canciller Eda Rivas o el destemplado Pedro Cateriano están blindados mientras dure su chamba de representación en el 2 + 2, sería una soberana ingenuidad. Ambos y Humala, que ha subido unos puntos por el efecto La Haya, estarán saboreando la cómoda perspectiva del tiempo largo. Claro, pues, el chauvinismo rinde para ambos gobiernos. Exijamos el tiempo corto.
 
La diplomacia es una institución hermética y abstrusa, y eso la hace chocar con la exigencia de transparencia que rige para el resto del estado. Tenemos que presionar para aggiornarla. El ejemplo de la Convemar es exasperante. Torre Tagle ha cerrado filas contra ella, para convertir en un elemento de larga negociación bilateral con Chile lo que  debería ser una rápida afirmación unilateral de la coherencia de la posición peruana. El agente Allan Wagner llegó a decir que cuando fue canciller en el primer gobierno de García quiso firmarla, pero encontró muchas resistencias. Bueno, pues, si se hubiera abocado a vencerlas y nos adheríamos, tal vez no íbamos a La Haya. Hubiéramos podido ir al tribunal de Hamburgo, donde los diferendos marítimos se resuelven con más prontitud.

Lo del triángulo terrestre es un caso extremo. Decir que no está en discusión lo que obvia y estentóreamente lo está en los discursos de ambos países, es tratarnos de idiotas¿Por qué no quemar etapas y decir que para el Perú el triángulo es indudablemente peruano según el tratado del 29 y que si Chile insiste en lo contrario que pida el arbitraje de EE.UU.? ¿Por qué no dejar que Chile arriesgue a construirse en un tris la imagen de reclamón que nos han endilgado en décadas? Con perdón de mis amigos de Torre Tagle, me temo que somos víctimas de un interés político bilateral en avanzar a paso de tortuga.