"Existen varios tipos de malas leyes, pero las que más inhiben la inversión son aquellas producto del lobby". (Foto: Presidencia de la República)
"Existen varios tipos de malas leyes, pero las que más inhiben la inversión son aquellas producto del lobby". (Foto: Presidencia de la República)
Enzo Defilippi

El domingo último, El Comercio publicó una entrevista en la cual el presidente describió su visión sobre el futuro de las relaciones Ejecutivo-Legislativo luego de la reunión que sostuvo con Keiko Fujimori.

“Hemos volteado la página”, señala él, mientras cuenta que acordaron mejorar el clima de inversión bajando el ruido político y coordinando medidas legislativas como la que permitiría acelerar expropiaciones para proyectos de infraestructura. Esa es, sin duda, una buena noticia. Pero para que tenga el efecto deseado, la coordinación no solo debe servir para sacar buenas leyes. También para evitar que salgan las malas.

Existen varios tipos de malas leyes, pero las que más inhiben la inversión son aquellas producto del lobby. Son perniciosas porque nada espanta más a un inversionista que el Estado favorezca a unas empresas sobre otras o lo obligue a comprar sus productos. Lo mismo sucede con las que otorgan tratamientos tributarios preferenciales a quienes no lo necesitan. En ese sentido, le haría un gran favor al país si evita que se aprueben leyes como la que busca modificar el Impuesto Selectivo al Consumo a la cerveza (que le costaría al país S/200 millones al año en recaudación), que hoy se encuentra dando vueltas por el Congreso. Es su responsabilidad acabar con la sensación de que con suficiente “presión” cualquier idea absurda o contraproducente puede convertirse en ley.

También desincentivan la inversión leyes antitécnicas que generan entre los inversionistas el temor a un desborde populista. Ejemplos de ellas son la que busca reponer la “cédula viva” en las Fuerzas Armadas y policiales (con un costo de S/1.250 millones anuales) y la que obligaría a las empresas a remitir al Indecopi todos los reclamos que reciben (S/400 millones anuales más).

Por otro lado, el presidente Kuczynski también dice que, en su visión, la idea de cambiar ministros para oxigenar al gobierno es equivocada; que ello retrasó el desarrollo de Francia durante la Cuarta y Quinta República. Sí, un ministro debería permanecer en su cargo el mayor tiempo posible, pero solo bajo el supuesto de que es el indicado para ocuparlo, lo que no es cierto para todos los integrantes de su Gabinete. Retrasan más el desarrollo de un país ministros que no dan la talla para el cargo.

Asimismo, el presidente revela compartir la visión (equivocada, creo yo) de que el problema fiscal de nuestro país es uno de exceso de gasto. Le parece preocupante el aumento del empleo público durante los últimos cinco años, pero eso es porque lo compara con el número y costo de hace seis, que estaba lejos de ser óptimo. ¿Le parecería elevado comparado con los que necesitamos para prestar servicios públicos acordes con nuestro nivel de ingresos? No lo creo. El problema de fondo, entonces, es uno de ingresos insuficientes, no de exceso de gasto. Y eso se produce porque recaudamos mucho menos, como porcentaje de PBI, que nuestros vecinos de la Alianza del Pacífico. Ese es el mayor reto de la política económica actual y donde el gobierno debería enfocar sus esfuerzos.

En su mensaje del 28 de julio, el presidente se explayará en su visión sobre cómo lidiar con los múltiples problemas que aquejan al Perú. Esperemos que sea convincente.

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