(Foto referencial: Archivo El Comercio)
(Foto referencial: Archivo El Comercio)

El colectivo Legaliza Per realiz su marcha anual exigiendo la legalizacin de la marihuana. As que tras el lobby de lasabortistas ahora tenemos que soportar el lobby pastrulo. Faltaba.

El colectivo quiere despenalizar el cultivo casero para consumo individual. Ya, cuau. El pretexto suena lgico: romper el vnculo de los consumidores, es decir del adicto, con los narcotraficantes. Lo que no dicen es que generalmente esos narcotraficantes son generalmente un amigo de ellos que ya anda sembrando. Suena inofensivo y hasta tierno eso de cuidar una plantita en casa para consumirla, como uno hace con las hierbas aromticas. Pero la marihuana no es la droga blanda que algunos nos quieren hacer creer. No. Estamos hablando de una sustancia muy adictiva (hasta 10% se har dependiente) y que afecta la salud mental y la seguridad propia y de terceros. Un estudio chileno (Laumon, 2005) mostr que de 1.000 muertos en accidentes de trnsito, 2,5% de los conductores tena en sangre niveles de Tetra Hidro Canabinol o THC, el principio activo de la marihuana. Otros estudios (Hartman Huestis, 2013) dicen que el consumo se asocia al deterioro en la capacidad de conduccin de autos.

Cultivar esa planta en casa es casi tan peligroso como dejar un arma al alcance de un nio, de una persona depresiva o de un violento: no en todos los casos el nio matar a otro jugando, ni el depresivo se suicidar o el violento asesinar a su mujer o a su vecino. La desgracia ocurrir en contados casos, s, pero suceder. As que para qu tentar al diablo.

La plantita en casa puede derivar en adiccin del consumidor, llevar a que los jvenes se inicien an ms tempranamente en el vicio, convertir al hogar en un fumadero, con todas sus implicancias: conductas sexuales de riesgo, desorden, relacionarse con personas adictas a otras drogas, embarazos no planeados, entre otras.

Lo menos que necesita un pas que aspira a salir del subdesarrollo es fomentar la dependencia de ninguna sustancia. La marihuana, hoy hibridada y hasta transgnica, es 30 veces ms potente que la fumada en los 70. Se han desarrollado variedades con altos niveles de psicoactivos que profundizan sus efectos: alucinaciones, distorsin de la percepcin, paranoia y conductas de riesgo.

La hoja interfiere con la concentracin, afecta la memoria, la coordinacin motora y la motivacin, deprime, lleva al bajo rendimiento acadmico y laboral. Un buena receta para la mediocridad. Est demostrado, de paso, que es la puerta de entrada a otras drogas ms potentes y que contiene hasta 70% ms agentes cancergenos que un cigarrillo.

En el 2008 diversas investigaciones realizadas en Australia mostraron los vnculos de sus uso frecuente con cambios en la estructura cerebral. Otros estudios sealan su conexin con la psicosis. Ayer justamente en esta misma pgina el periodista Tito Castro se preguntaba: Qu est pasando con la salud mental de los limeos que cada vez son ms frecuentes estas acciones psicpatas?, refirindose a la ola de crmenes perpetrados por jvenes contra sus padres y otros familiares.

Esos jvenes han estado expuestos a las drogas? Seguramente. Son producto de entornos inestables? Es posible. Es esa inestabilidad familiar producto de las drogas? Quiz. Entonces, hay alguna razn para propiciar que se cultive marihuana en los hogares? No.