El congresista de Fuerza Popular, Segundo Tapia, en una imagen de archivo de mayo del 2017. (Foto: Alonso Chero/El Comercio).
El congresista de Fuerza Popular, Segundo Tapia, en una imagen de archivo de mayo del 2017. (Foto: Alonso Chero/El Comercio).
Editorial El Comercio

Un reportaje del programa “Cuarto poder” destapó este domingo una enésima conducta de parte de algunos de los integrantes de la actual representación nacional que linda con la viveza. Esta vez, el comportamiento censurable compromete a seis congresistas –Segundo Tapia, Karina Beteta, César Segura, Mario Mantilla, Freddy Sarmiento (todos de ) y Jorge Castro (no agrupado)– y consistió en que cobraron el bono de S/2.800 que el Parlamento les otorga para que vayan a sus regiones durante la semana de representación, a pesar de que en las fechas concernidas viajaron al extranjero… con viáticos cubiertos también por el Legislativo.

Para entender cabalmente la dimensión del desaguisado, cabe anotar, primero, que el dinero en cuestión no se transfiere a través de un abono directo a la cuenta de los legisladores, sino que estos tienen que ir personalmente a recoger el cheque. Y, segundo, que el reglamento del señala explícitamente que la semana de representación comprende “cinco días laborables continuos al mes en la circunscripción electoral de procedencia” de cada parlamentario.

Es decir, que los representantes que nos ocupan no pueden haber cobrado el bono sin darse cuenta ni apretado la agenda de actividades que les correspondía en solo un par de días. La aclaración se hace necesaria porque, como veremos a continuación, varios de ellos han ensayado salidas absurdas para justificar la indebida cobranza.

Segundo Tapia, congresista por Cajamarca, ha sido reincidente en la argucia. Salió del país entre el 27 de mayo y el 12 de junio del año pasado para asistir a un foro de la OCDE en Francia, pero cobró una semana de representación que supuestamente debió haber tenido lugar entre el 28 de mayo y el 1 de junio. Luego viajó a Estados Unidos entre el 9 y el 14 de diciembre pasado para acudir a una reunión de la OEA, sin que ello lo inhibiera de cobrar por una semana de representación que se programó entre el 10 y el 14 de ese mismo mes. Confrontado con los hechos, ha hablado de “un error administrativo”.

Karina Beteta, parlamentaria por Huánuco, viajó a Suiza entre el 24 de marzo y el 2 de abril del 2018, y cobró por una semana de representación presuntamente cumplida entre el 26 y el 30 de marzo. Para ella, lo ocurrido es responsabilidad de recursos humanos del Legislativo, que emitió un cheque cuando no debió. Sugirió también, brevemente, que podía estar detrás de la denuncia contra ella.

Mario Mantilla, representante por Moquegua, visitó Suiza entre el 24 y el 29 de setiembre del 2017, y cobró por una semana de representación hipotéticamente desarrollada del 25 al 29 de ese mes. Según él, en dos días –el 23 y el 30 de setiembre, antes de partir a Suiza y a su regreso– pudo cubrir “varias actividades que normalmente [otros] hacen en cinco días”.

Por su parte, Freddy Sarmiento, congresista por Piura, partió a China para asistir a un foro de pesca entre el 19 y el 30 de setiembre del 2017, cuando debía cumplir una semana de representación en su región entre el 25 y el 29 de ese mes. Ha dicho que va a revisar sus cuentas y si constata que el depósito se produjo, lo devolverá.

Algo parecido ha sostenido el parlamentario por Tacna Jorge Castro. Finalmente César Segura, quien estuvo en Rusia cuando debía estar en Ica, no ha dado explicaciones al respecto.

Como queda en evidencia, estamos, pues, ante justificaciones averiadas o inexistentes para un proceder inaceptable que, por increíble que parezca, mellará más la ya melladísima imagen del Congreso. Y si bien podrán retornar lo que no debieron cobrar (como ya aseguró que ha hecho, por ejemplo, el congresista Tapia), tenemos que recordar aquí lo que dijimos dos años atrás a propósito de una circunstancia similar –el cobro del ‘bono de instalación’ por parte de nueve parlamentarios a los que no les correspondía–: el prestigio no es tan fácil de devolver como el dinero.

Aunque, ahora que la fiscal de la Nación, , ya ha anunciado que ha abierto una investigación preliminar a los seis legisladores por la presunta comisión de los delitos de peculado doloso y falsedad ideológica, es claro que el prestigio no es lo único que les podría costar.