Editorial: Sí estaba en su agenda
Editorial: Sí estaba en su agenda
Redacción EC

Ayer, un informe de la Unidad de Investigación de este Diario reveló que la constructora brasileña Odebrecht entregó un total de US$3 millones para la campaña presidencial del 2011 del entonces candidato Ollanta Humala, según confesó el ex representante de esa empresa en el Perú Jorge Barata a un grupo de fiscales peruanos que viajó a Brasil en enero. El aporte, además, fue hecho a pedido del propio Marcelo Odebrecht, ex CEO de la compañía hoy preso por el Caso Lava Jato, quien a su vez recibió esa solicitud de parte del Partido de los Trabajadores de Brasil.

Eso no es todo. La fuente de los fondos, según explicó Barata, fue la “Caja 2” de la empresa, un esquema de contabilidad paralela que llevaba Odebrecht, desde donde se realizaban pagos extraordinarios a terceros –coimas, en cristiano– dentro y fuera de Brasil. En total, fueron “tres o cuatro entregas” hechas por Barata en efectivo y directamente a la ex primera dama Nadine Heredia en un departamento en Miraflores de propiedad del ex presidente y tantas otras vía terceros.

El testimonio, qué duda cabe, compromete de manera particular a la ex pareja presidencial. Por un lado, debido a la investigación de la fiscalía que ambos enfrentan por lavado de activos, en razón de la supuesta recepción de dinero de origen ilegal proveniente de Brasil y Venezuela para financiar sus dos campañas presidenciales (y que podría agravarse si se considera que, según la fiscalía suiza, los aportes de Odebrecht a las campañas políticas eran parte de su sistema de sobornos). Además, porque lo confesado por el ex representante de Odebrecht entra en contradicción con la retórica que hasta ahora habían sostenido tanto los antiguos inquilinos de Palacio de Gobierno como otros dirigentes de su partido.

Así, por ejemplo, al ser consultada en marzo del año pasado a su salida de la Comisión Lava Jato –del anterior Congreso– si durante la campaña presidencial había acompañado a Humala a reuniones con empresarios brasileños, la ex primera dama contestó: “Yo acompañé al presidente Ollanta Humala cuando era candidato, pero esto no ha significado ningún tipo de aporte económico ni tampoco alguna especificación de proyectos”. 

Por su parte, cuando hace un año un informe de la Policía Federal de Brasil vinculó a Humala con el cobro de coimas de Odebrecht, la Presidencia del Consejo de Ministros emitió un comunicado en el que rechazó cualquier vínculo entre el entonces mandatario y el Caso Lava Jato. Y hace tan solo unas semanas, el ex congresista y dirigente nacionalista Santiago Gastañadui declaró a la prensa: “De manera contundente, franca y expresa decimos que nunca hemos recibido financiamiento de la empresa Odebrecht”, un argumento que repitió también ayer en una entrevista en Canal N.

Con lo que sí coincide lo revelado por Barata, en cambio, es con parte de la información contenida en una de las agendas de la ex primera dama. Según el empresario, el detalle de la manera en que serían entregados los US$3 millones fue discutido en una reunión que mantuvo a mediados del 2010 con Humala y Heredia en el mismo departamento de Miraflores en donde luego haría las entregas en efectivo. Y en una de las anotaciones en las agendas de la ex primera dama, hecha el 31 de agosto del mismo año, podría corroborarse este encuentro: “10:00 Reunión con el Sr. Jorge Barata –representante de Odebrecht en el Perú– y OH”. ¿Simple coincidencia?

El caso no está cerrado y son muchas las interrogantes que la fiscalía tendrá ahora que indagar. ¿Fue esta la única oportunidad en la que recibieron dinero de Odebrecht? ¿El dinero entregado facilitó de algún modo la adjudicación de proyectos? ¿Y la totalidad del dinero entregado por la constructora se gastó en la campaña presidencial? ¿O fue destinado a otros fines?

Lamentablemente, la poca colaboración con la justicia que hasta el momento ha mostrado la ex pareja presidencial –recordemos la discusión sobre la propiedad de las agendas, que Heredia primero negó reiteradamente y luego tuvo que aceptar– no permite esperar que las respuestas vayan a llegar de su lado.