Editorial: Comisiones con interés
Editorial: Comisiones con interés

Hace menos de un mes, 130 parlamentarios recibieron sus credenciales, marcando el inicio de una nueva oportunidad para que el Congreso se convierta finalmente en lo que debería ser: la representación nacional de todos los peruanos.

Casos como los de la congresista ‘robacable’ y el congresista ‘comeoro’, entre varios otros bochornosos incidentes del quinquenio pasado, dejaron muy viva aquella imagen en la cual, con sus intervenciones, proyectos legislativos y votos, los congresistas respondían únicamente a sus propios intereses económicos o políticos, dejando de lado los de la nación.

Lamentablemente, a raíz de los primeros anuncios de la conformación de las comisiones parlamentarias, pareciera no existir coherencia entre las motivaciones de los legisladores y las de los casi 19 millones de peruanos que los colocamos en las curules donde hoy se encuentran.

No son pocos los casos en los que se ha detectado en la conformación de las comisiones parlamentarias regulares la presencia de congresistas que tendrían un evidente conflicto de interés, como lo alertó este Diario el último viernes. En la Comisión de Vivienda y Construcción, por ejemplo, aparece como miembro titular la legisladora fujimorista Marita Herrera Arévalo, accionista de Kubica Construcciones y Metrika Servicios Generales, empresas del rubro que en conjunto alcanzan casi los 10 millones de soles en contratos con el Estado. Junto con ella está Israel Tito Lazo Julca, otro fujimorista constructor, socio de Artycons Constructores. Y, además, figura en la misma comisión Osías Ramírez, también de Fuerza Popular, que participa en los negocios inmobiliarios de su hermano Joaquín Ramírez.

En la comisión  de Producción, por otra parte, aparece el parlamentario de Peruanos por el Kambio Roberto Vieira, vinculado al sector pesquero como presidente del Frente Nacional de la Pesca. El reelecto fujimorista Freddy Sarmiento también se mantendrá en esta comisión, a pesar de haber enfrentado en el 2013     –cuando la presidió– una denuncia por un asesor con nexos en el sector pesquero.

Su pasado y ‘expertise’ empresarial, por supuesto, no los descalifican para la labor congresal, sino por el contrario, pueden convertirse en un activo por su conocimiento de la realidad. Es evidente, sin embargo, que las intervenciones de estos parlamentarios en los temas del sector donde tienen negocios van a estar sesgadas. Por ello, dejar a su arbitrio las decisiones legislativas en aquellas materias en las que mantienen un interés empresarial es como poner al gato de despensero.

De hecho, de acuerdo al Reglamento del Congreso, al Código de Ética Parlamentaria y al Código de Ética de la función pública, lo que correspondería es que tales parlamentarios se abstuvieran de participar en la elaboración de dictámenes y en las votaciones –en comisiones y el pleno– que tuvieran que ver con tales sectores. Pero conociendo ello, ¿no hubiera sido preferible que dichos parlamentarios se hubieran abstenido de participar del todo en tales comisiones? De esa forma, las abstenciones no tendrían que ser la regla sino la excepción.

Resulta llamativo que sean precisamente el partido oficialista y el partido que cuenta con la mayoría parlamentaria, Fuerza Popular, los que no hayan tomado estas previsiones para evitar verse envueltos en estas críticas al inicio de su gestión. El primero por el estigma de privilegiar los intereses empresariales con el que se le achaca desde otras tiendas políticas. Y el segundo por haberse arrogado el rol de vigilantes y defensores “contra los lobbies” como lo afirmó la lideresa del partido fujimorista Keiko Fujimori en su recordado discurso poselectoral acompañada de los 73 congresistas de su bancada.

Pocas cosas hacen más daño a la democracia que la manipulación del poder político en favor de los intereses particulares, con su consecuente descrédito y pérdida de vigor moral. Si verdaderamente quieren lavar la cara del Congreso, es hora de que las bancadas dejen de poner en riesgo la neutralidad con la que deben cumplir su función.