El Comercio e IDEA Internacional organizan un debate de candidatos presidenciales que se llevará a cabo el martes 9 de marzo a las 6 p.m, a un mes de las elecciones.
El Comercio e IDEA Internacional organizan un debate de candidatos presidenciales que se llevará a cabo el martes 9 de marzo a las 6 p.m, a un mes de las elecciones.
Editorial El Comercio

Estamos prácticamente a un mes del 11 de abril, fecha en la que acudiremos a las urnas para renovar a nuestras autoridades en el y el , y lo único que sabemos con seguridad, a partir de lo que anuncian las encuestas, es que nadie obtendrá ese día una mayoría importante en ninguna de las dos instancias. En lo que concierne a las elecciones presidenciales, podemos dar por descontado que habrá una segunda vuelta entre dos postulantes cuya identidad por el momento ignoramos, pero que difícilmente podrán arañar algo más del 20% del voto válido cada uno. Y en lo que se refiere al Congreso, todo indica que un sufragio muy dividido arrojará una pléyade de pequeñas bancadas, conformando una representación nacional de características muy similares a la actual.

En último término, lo que los sondeos anticipan (y el escrutinio muy probablemente confirmará) es que existe un desdén de la ciudadanía hacia la clase política del país. Es decir, una absoluta ausencia de esperanza en lo que los líderes de los partidos que la albergan puedan ofrecer a los peruanos en estos comicios, con prescindencia de su procedencia ideológica o las convicciones que afirmen encarnar. No es un secreto que, hoy por hoy, la mayoría de gente percibe a quienes solicitan su voto como individuos en busca de privilegios y dispuestos a sacarse los ojos entre sí por una parcela de poder, y no como las personas con vocación de servicio y una particular visión de las cosas que ellas quisieran ser percibidas.

El panorama es pues, en ese sentido, desolador… Pero el que tendrá lugar hoy ofrece una posibilidad para comenzar a cambiarlo. Organizado por IDEA Internacional y El Comercio, el evento aspira, en efecto, a ser un foro de discusión seria y alturada sobre propuestas programáticas que se distinga del intercambio de generalidades y pullas que frecuentemente se produce en estas circunstancias. De hecho, se ha buscado que el número de participantes no sea excesivo para que las diferencias entre unos y otros sean nítidas y discernibles para todos. Como hemos visto en otras ocasiones, un debate con demasiados participantes, sencillamente, pierde su razón de ser.

El criterio para definir quiénes tomarían parte en la discusión se estableció, como se sabe, tiempo atrás. Lo que se dijo es que se optaría por los cinco postulantes con mayor intención de voto de acuerdo con la última encuesta elaborada por (empresa con la que trabaja este Diario) previa a la cita y eso es lo que se ha hecho. El corte puede generar controversia, pero, por lo anteriormente señalado, es evidente que resulta inevitable.

Las materias a ser abordadas, por otra parte, permitirán a los ciudadanos formarse una opinión de lo que los distintos candidatos a la presidencia plantean acerca de asuntos esenciales. Aparte de una primera intervención en las que cada uno de ellos expondrá lo que haría en sus primeros 100 días de gobierno frente a la crisis del, los postulantes detallarán sus planes sobre economía, seguridad ciudadana y lucha anticorrupción; y responderán, finalmente, a preguntas enviadas por los suscriptores de este Diario.

Lejos de agotar la confrontación programática y de principios, además, el intercambio de hoy servirá de seguro como acicate a discusiones posteriores, cuyos ecos se proyectarán a la segunda vuelta. Pero, como decíamos líneas atrás, lo más relevante es que podría dar ocasión a un cambio en la manera en que los peruanos percibimos hoy a nuestra clase política. Si aquellos que han sido elegidos para representarla se ciñen esta noche al concepto de contraste de ideas bajo el que el debate ha sido planteado, y lo hacen además con la urbanidad que se espera de ellos, podremos decir que hay una reivindicación en marcha.