Editorial: Correos del zar
Editorial: Correos del zar
Redacción EC

Como en tantos otros asuntos, los anuncios del gobierno sobre la posibilidad de designar a un ‘zar’ que se encargue de la reconstrucción en las zonas devastadas por el cuando los huaicos y las inundaciones concluyan han sido erráticos y contradictorios.

Este fin de semana, en una entrevista concedida a la BBC, el presidente Kuczynski declaró: “Aquí no habrá ningún zar de la reconstrucción. Eso es una idea de alguna gente de los medios. […] A mí ni siquiera me gusta la palabra ‘zar’. Los zares terminaron arruinando a Rusia y los fusilaron”.

Y si bien es cierto que expresó ciertas reservas frente al término desde la primera vez que lo usó en este contexto –el sábado 18, en declaraciones a América Televisión–, también es verdad que fue él mismo –y no gente alguna vinculada a los medios– quien, en esa misma entrevista, lo introdujo. “Lo que estamos estudiando es crear una especie de zar de la reconstrucción”, dijo sin que nadie le hubiera sugerido la palabra. Y está grabado.

Por lo que pretender ahora que no dijo lo que dijo y tratar de responsabilizar a otros de sus expresiones –como en el caso de sus especulaciones sobre plantearle al Congreso una cuestión de confianza a propósito de la permanencia del (ex) ministro Jaime Saavedra en el gabinete o en el de los cambios que propuso sobre la forma de composición del Consejo Nacional de la Magistratura, por citar solo algunos ejemplos– es poco serio y transmite un titubeo en el ejercicio del liderazgo que resulta singularmente inconveniente en una situación como la actual.

Precisado esto, sin embargo, hay que señalar que la posición presumiblemente final del gobierno sobre este particular nos parece la más acertada, pues la figura del ‘zar’, amén de evocar experiencias ingratas en el enfrentamiento de otras emergencias nacionales, presenta algunos problemas de organización.

¿Se trataría de una persona con poderes especiales o solo de un coordinador entre ministerios? ¿Provendría del sector privado o del sector público? ¿Sería quizás uno de los miembros del Consejo de Ministros? Y si es así, ¿cuál? Porque darle de pronto al titular de una cartera autoridad sobre sus colegas constituye siempre un riesgo de conflictos…

Se habló, por ejemplo, del ministro Martín Vizcarra como la persona idónea para liderar este esfuerzo, habida cuenta de que su portafolio –Transportes y Comunicaciones– es uno de los más comprometidos con las tareas que supone. Pero las dudas pendientes en más de un sector de la oposición en torno a la adenda al contrato para construir el aeropuerto de Chinchero y la nueva exposición política que un cargo así entrañaría para quien es también el primer vicepresidente de la República harían la elección inadecuada.

Por eso, la forma en que el jefe de Estado ha cortado las especulaciones es positiva. “Todo se hará a través del presidente del Consejo de Ministros, como corresponde”, ha sentenciado en la ya mencionada entrevista con la BBC. Y con ello ha acabado con los potenciales problemas de autoridad en el gabinete –porque, de suyo, el primer ministro la tiene sobre todos los otros ministros–, con la necesidad de crear una nueva figura dentro de la estructura del Ejecutivo, y con el peligro de colocar otra vez al vicepresidente en una posición vulnerable. El primer ministro, después de todo, es precisamente la persona llamada a funcionar como ‘pararrayos’ de quien ostente la presidencia, o sus eventuales reemplazos. Y su suerte no está atada a la de toda la administración.   

De todos los correos oficiales que hemos recibido sobre el zar, entonces, este –el del anuncio de que no habrá nadie que luzca ese título en medio de la reconstrucción– es el mejor. Y, por la indispensable salud del gobierno en estos momentos, esperemos que también el último.