Editorial: Críticas de camarín
Editorial: Críticas de camarín

El anuncio de la conformación del Gabinete con el que se inaugurará el próximo gobierno ha despertado, en los partidos que estarán fuera de él y en otros sectores de la ciudadanía, una fiebre de críticas que parecen partir de la premisa de que armar el equipo ministerial perfecto es una cuestión de dosis. Por eso, mucho de aquello y poco de aquello otro serían las causas de que la fórmula anticipada esté condenada a no cuajar.

De acuerdo con las observaciones que se han escuchado por estos días, en efecto, parecería que, para montar el ‘team’ ideal, el problema se redujese a alcanzar una sabia combinación de hombres y mujeres, capitalinos y provincianos, o políticos y tecnócratas, con prescindencia de las habilidades específicas que cada uno de los individuos convocados pudiera ostentar para desempeñar la tarea que le tocará asumir.

“Nuevo gabinete con dos desequilibrios importantes: primero, tirados a la banca y, segundo, con poca participación de mujeres”, ha escrito por ejemplo el congresista electo del Frente Amplio Marco Arana. Mientras que el reelecto legislador de Acción Popular Víctor Andrés García Belaunde ha insistido en que hay “muchos economistas” (a los que aparentemente prefiere llamar ‘cajeros’). 

Su compañero de partido Yonhy Lescano, por otro lado, ha comentado que “hay profesionales y un fuerte peso del sector privado que puede ser incompatible con los intereses que deben defender [los funcionarios de todo gobierno]”; una percepción que comparte con la próxima presidenta del Congreso, la parlamentaria fujimorista Luz Salgado, que con suspicacia ha señalado: “El gabinete viene de la empresa privada, mayoritariamente; y sabemos de dónde viene PPK…”.

A estos comentarios, se suman los de aquellos que entienden que el futuro equipo ministerial tiene fallas de origen por incluir a miembros de tal o cual administración anterior. Así, la permanencia de Jaime Saavedra en el sector Educación le ha hecho decir al legislador aprista Mauricio Mulder: “No nos parece acertado que se mantengan ministros del actual gobierno de Ollanta Humala, que para nosotros es un gobierno desastroso”, al tiempo que la designación de Mariano Gonzales como titular de Defensa ha movido a Javier Velásquez Quesquén –también de la bancada aprista– a apuntar que ese nombramiento será “la cuota [de retribución] al gobierno por el apoyo que brindaron a PPK, en especial durante la segunda vuelta”.

El congresista electo Daniel Salaverry de Fuerza Popular opina, en cambio, que lo que resulta “poco auspicioso” es el retorno de algunos funcionarios de la época de Alejandro Toledo, mientras que sus compañeros de bancada Lourdes Alcorta y Rolando Reátegui afirman de manera más general que “el gabinete es como un sancochado” (“porque todos se conocen, pero no hay empatía entre ellos”) y que “no tiene la talla requerida”, respectivamente.

Los ejemplos podrían seguir –particularmente si incluimos las objeciones de todos aquellos que sentencian que hay una alarmante escasez de ministros con ‘muñeca política’ en el equipo que entrará en funciones el 28 de julio–, pero creemos que con lo recogido hasta aquí basta para mostrar lo forzadas que son algunas de las censuras a las que se busca someter al primer Gabinete de Peruanos por el Kambio, a pesar de que ni siquiera ha prestado juramento.       

Por supuesto que pueden existir argumentos para criticar a un equipo ministerial aún antes de que salga a la cancha (como los eventuales antecedentes de corrupción o ineptitud que pudieran enturbiar el currículum de alguno de sus miembros), pero en esta ocasión, ese no parece ser el caso.

Daría la impresión, más bien, de que, por necesidad política, lo que se busca ahora son pretextos para descalificar a ese equipo cuando todavía se encuentra en el camarín. Una forma precipitada, en suma, de desnaturalizar lo que, por lo demás, es un legítimo derecho, cuyo ejercicio sin duda será imprescindible en los próximos cinco años. Es decir, cuando podamos comentar desempeños concretos y no temores prejuiciosos.