Editorial: La dependencia fugitiva
Editorial: La dependencia fugitiva
Redacción EC

Con la venia de algunos , congresistas de la oposición presentarán al gobierno una propuesta para incrementar las transferencias de canon a los gobiernos sub-nacionales. La iniciativa tiene un catalizador claro: los menores ingresos percibidos por los gobiernos regionales y municipales como consecuencia de los menores precios de los minerales y de los reducidos volúmenes de exportación de ‘commodities’ en algunas zonas.

En efecto, entre el 2011 y el 2014, el ingreso por canon y regalías de los gobiernos regionales ha sufrido una caída de 23%. Algunos gobiernos regionales han sido especialmente afectados: el gobierno regional de , por ejemplo, vio mermados sus ingresos por este concepto a la cuarta parte solo en los últimos tres años.

La propuesta, sin embargo, es un claro despropósito. Si bien es urgente reformar la distribución del canon para hacerlo más inclusivo –tal como el presidente Humala prometió en su discurso a la nación del pasado 28 de julio–, las mejoras no pasan simplemente por incrementar la tajada de las regiones (recordemos que el canon minero es el 50% del impuesto a la renta que pagan las compañías).

En primer lugar, los gobiernos regionales y locales deben tener presente que el canon es, por su propia naturaleza, un ingreso volátil, y cuya dependencia es -por eso mismo- peligrosa. A diferencia de otros ingresos tributarios más estables, la alta incertidumbre respecto de los ingresos futuros provenientes del canon deberían obligar a las autoridades sub-nacionales a ser sumamente cautas con su uso presente y futuro.

Debe quedar claro además que el tamaño del presupuesto de las regiones, provincias y municipios no es responsabilidad directa del gobierno central, por lo que iniciativas para que el fisco cubra el vacío presupuestal que puede dejar la ausencia de carecen de justificación.  En todo caso, si algunas regiones desean asegurar, cuanto menos, mejores volúmenes de exportación y mayores transferencias, podrían empezar por promover condiciones mínimas de seguridad para los inversionistas y dejar en la habitación con llave los afiches que rezan “canon sí, minería no”.

En segundo lugar, resulta paradójico que algunas regiones que han utilizado mal, tarde y nunca los ingentes recursos del canon minero y energético se pongan a la cola para recibir más ingresos que subutilizar. Más allá de inversiones anecdóticas notorias como los monumentos a la maca o al árbitro, lo cierto es que no son muchos los presidentes regionales y alcaldes que pueden mostrar mejoras sustanciales en la provisión de servicios públicos o grandes obras luego de sus años en el poder.

De hecho, a diferencia de tiempos anteriores, las limitaciones al crecimiento regional y la lenta mejora en la calidad de vida de los ciudadanos en muchos casos no se deben ya a la ausencia de recursos, sino a su mal uso. Recordemos que entre el 2005 y el 2014 el presupuesto total asignado a los gobiernos sub-nacionales se incrementó de S/.9,700 millones a S/.52,147 millones; es decir, se quintuplicó. El incremento no solo se dio a nivel absoluto, sino también relativo. Si en el 2005 el 19% del presupuesto nacional era responsabilidad de las autoridades sub-nacionales, en el 2014 esta proporción escaló a 38%.

Más aún, son ya tristemente comunes las acusaciones de corrupción vinculadas al mal manejo de los fondos provenientes de los recursos del canon. Por supuesto, existen autoridades regionales y locales que han hecho un uso responsable y eficiente de los ingresos disponibles, pero es aún una gran tarea pendiente del y del Congreso encontrar mecanismos que aseguren que estos recursos transitorios lleguen a su mejor destino.

Lo importante, finalmente, es entender que las transferencias del canon –condicionales y volátiles como son– deben ser aprovechadas no solamente para mejorar la provisión de servicios básicos como las telecomunicaciones y el acceso a agua potable, sino también para invertir en la competitividad de largo plazo de las regiones. La idea es que -usando los recursos del canon en proyectos como caminos rurales o tecnología productiva- las regiones puedan desarrollar otras industrias que dependan en mucho menor nivel de los vaivenes típicos de los precios de los ‘commodities’.

En tanto, entonces, el canon se trate de un recurso de naturaleza transitoria y volátil que además es mal utilizado por varias autoridades sub-nacionales, la exigencia de transferir más ingresos a estas mismas autoridades cuando los precios de los minerales caen parece poco sensata. Hay que aprender a gastar cuando se tiene antes de exigir más cuando no se tiene.