El último jueves, la presidenta de la Comisión Lava Jato y congresista de Fuerza Popular, Rosa Bartra, estuvo presente durante el allanamiento del local de su partido. (Foto: El Comercio)
El último jueves, la presidenta de la Comisión Lava Jato y congresista de Fuerza Popular, Rosa Bartra, estuvo presente durante el allanamiento del local de su partido. (Foto: El Comercio)
Editorial El Comercio

Mientras que la investigación fiscal sobre el origen de los fondos de la campaña electoral de en el 2011 y el posible aporte de la constructora Odebrecht a ese partido continúa su curso, las repercusiones políticas de las recientes pesquisas ejecutadas por el Ministerio Público han brotado con energía en los últimos días.

No han sido pocas las voces que desde el Congreso se han alzado para cuestionar, en particular, la presencia de la legisladora en el allanamiento de uno de los locales de Fuerza Popular el último jueves, debido al rol que también desempeña como presidenta de la Comisión Lava Jato.

Ayer la bancada de Peruanos por el Kambio solicitó formalmente la remoción de la congresista Bartra de su cargo como presidenta de la comisión. Este pedido llegó luego de que, el lunes, Gino Costa (Peruanos por el Kambio), integrante de la Comisión Lava Jato, planteara que la cuestionada parlamentaria explique su participación en los hechos, una moción que fue rechazada por dos votos (Karina Beteta de FP y Mauricio Mulder del Apra) contra uno (Gino Costa), y una abstención (Jorge Castro del Frente Amplio). Por su parte, representantes de Alianza para el Progreso (Gloria Montenegro) y Acción Popular (Yonhy Lescano), entre otros, también han propuesto la renuncia de Bartra, y la bancada del Frente Amplio ha solicitado formalmente su dimisión.

Desde FP, sin embargo, han defendido a Bartra. “A mí me avisan que están allanando este local, yo vengo. Antes que nada somos militantes. [Bartra] ha llegado a ser presidenta [de la Comisión Lava Jato] porque es militante de un partido”, ha declarado Luz Salgado. Y en forma similar, Karina Beteta ha añadido: “[Gino Costa] no sabe lo que es ser integrante y militante de un partido. O sea, allanan mi casa y tengo que ir y aplaudir y no hacer ninguna acción […] La congresista Bartra y todos los que estamos aquí somos políticos, no somos jueces”.

No obstante, ni la condición política de los congresistas ni el derecho a acudir a su local partidario durante un allanamiento han sido objeto de discusión. Lo que está en entredicho es la idoneidad de que se mantenga a la cabeza de una comisión investigadora quien, en un fuero paralelo y por hechos vinculados, ha dejado más bien la impresión de actuar alineada con los intereses de una agrupación que es objeto de indagación.

Después de todo, no parece ser la escasez de recursos humanos, sino más bien las aceleradas pulsaciones políticas lo que habría motivado que la presidenta de una comisión que constantemente cita a políticos y ex funcionarios cambie temporalmente el ropaje de incisiva inquisidora por el de acuciosa supervisora de parte –con cámara de celular en mano– de un allanamiento judicial.

Los fallidos intentos que desde tienda naranja han surgido para explicar o restar importancia a la presencia de Bartra durante la pesquisa hacen más palpable lo inoportuna que esta resultaba. Así, la convocatoria a una supuesta reunión en el local de FP que no tenía nada que ver con el allanamiento (dato que no se corresponde con las alertas que algunos militantes fujimoristas habían difundido con anterioridad sobre la diligencia que ya se realizaba en sus inmuebles), y la versión –según José Chlimper– de que la presidenta de la Comisión Lava Jato solo “llega a la puerta, toma unas fotos y se retira” (desmentida por el video de la diligencia difundido por “Cuarto poder” el domingo) demuestran que en FP han tomado extemporánea conciencia del problema entre manos.

No es la primera vez que los integrantes de la Comisión Lava Jato no dan la impresión de ser imparciales en sus pesquisas, y ya muchas veces hemos criticado lo inoportuno que resulta tener a políticos investigando a sus rivales y aliados políticos. De hecho, la propia Bartra ya había sido objeto de cuestionamientos por sus tibias declaraciones en torno a la necesidad y oportunidad de las citaciones a Keiko Fujimori y Alan García, y su comportamiento más bien benevolente durante la concurrencia de la lideresa de su partido. Pero si no quieren perder los últimos resquicios de legitimidad a vista de la opinión pública, cuando menos los integrantes de dicha comisión deberían cuidar las apariencias y, más bien, empezar a dar gestos de neutralidad.