(Foto: Archivo El Comercio)
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Editorial El Comercio

La la semana pasada entre los legisladores fujimoristas Patricia Donayre y Miguel Torres, a propósito del debate en la Comisión de Constitución del Congreso –que preside este último– sobre la reforma electoral, puso en entredicho el real compromiso de Fuerza Popular en esta materia.

En efecto, pese a que sacar adelante la reforma había sido la tarea inicialmente encomendada al grupo de trabajo multipartidario que presidió Donayre, cuando este presentó su informe final con una propuesta de una nueva ley electoral, Torres advirtió que esta sería solo un “insumo” para el trabajo de la Comisión de Constitución. Y luego, cuando finalmente se inició el debate en la comisión, los primeros temas que se discutieron no fueron –según denunció Donayre– los propuestos por el grupo ni por las bancadas, sino otros que más bien apuntarían a que nuevamente se cometa el error de impulsar, en palabras de la legisladora fujimorista, “una reforma por pedacitos”.

En los últimos días, sin embargo, el impasse parece haber sido superado. A través de su cuenta de Twitter, Donayre compartió el último viernes una carta enviada por Torres en la que este le señala que, atendiendo a las recomendaciones de varios grupos parlamentarios y con base en la propuesta del grupo de trabajo, la comisión ahora comenzará a revisar asuntos importantes como el calendario electoral, el financiamiento de los partidos y los requisitos e impedimentos para ser candidatos, entre otros. Estas discusiones, detalla Torres en el documento, constituirán “los primeros pasos en el proceso de una reforma electoral integral”. Aunque, advierte, la tarea completa demandará “un esfuerzo continuo que sin duda abarcará la siguiente legislatura”.

El mismo ánimo pudo percibirse de parte de Torres tanto en una entrevista televisada transmitida ese mismo día (“nuestra gran meta es hacer una reforma electoral integral que nos lleve a un código electoral”), que concedió a este Diario dos días después (“sería un tremendo error de parte nuestra [ser esquivos con la reforma electoral]”). En esta última, además, el parlamentario aseguró que el incidente con Donayre había quedado del todo superado.

El desenlace es sin duda positivo, no solo por haberse dejado atrás una controversia que se había convertido en una nueva traba para la reforma, sino porque lo señalado por Torres sugiere que ahora la Comisión de Constitución se enfocará en un trabajo de largo aliento que, si bien priorice lo urgente, no deje de lado todo lo importante.
Ello supone aprovechar el trabajo de varios meses del grupo multipartidario encabezado por Donayre como piedra angular de una reforma suficientemente comprensiva, y que incorpore al debate algunas de las propuestas señaladas por otras instancias. Como, por ejemplo, las relativas a exigir una mayor transparencia de los partidos y candidatos contenidas en el proyecto de ley que al respecto remitió el Ejecutivo hace algunas semanas (que propone ideas como que la sola inscripción de una persona como candidata en un proceso electoral habilite el levantamiento de su secreto bancario, reserva tributaria y bursátil), así como las sugeridas por la asociación civil Transparencia en el Plan 32 (entre ellas, exigir que los partidos realicen sus elecciones internas con la supervisión de los organismos electorales, y eliminar el tan perjudicial voto preferencial). Y, por supuesto, en el mediano plazo, incorporar otras demandas tan relevantes como la creación de distritos uninominales para la elección de los parlamentarios y el retorno a la bicameralidad.

En lo que respecta a lo inmediato, no obstante, resulta alentadora esta primera señal que ha dado de haber comprendido la importancia de la materia a la que están abocados. Después de todo, si hay algo que ese partido debe tener siempre presente sobre su rol como primera mayoría parlamentaria, es que este no se limita únicamente a ser oposición del Ejecutivo. De ellos también esperamos resultados.