Editorial El Comercio

En cierto sentido, el paso de por el Gabinete ha sido fuera de lo común. En primer lugar, porque a pesar de la alta rotación de ministros que ha caracterizado la administración del presidente Pedro Castillo, ella logró mantenerse al frente del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo () desde inicios de octubre del año pasado hasta su reciente censura por parte del Congreso esta semana (trance legislativo que, por lo demás, evidenció la fragilidad de la bancada de Perú Libre, que votó partida, y la influencia de Vladimir Cerrón en el proceso). En segundo lugar, porque la saliente ministra Chávez planteó una agenda clara de cara a la implementación de políticas públicas de su respectivo ministerio. No se puede decir lo mismo de la mayoría de sectores.

Y, sin embargo, esto último es más bien problemático puesto que un punto en común que sí compartió el MTPE de Chávez con el resto de ministerios es su proclividad hacia el populismo y las medidas antitécnicas. Durante sus ocho meses de gestión, la también congresista por Perú Democrático empujó una controversial agenda que logró dejar insatisfechos tanto a los trabajadores como a los empleadores, al tiempo que erosionaba las bases para la creación de empleo.

Una de las normas más polémicas que patrocinó fue la limitación de la tercerización laboral, aun yendo en contra de opiniones técnicas especializadas como la del Ministerio de Economía y Finanzas, institución a la que pasó por alto. En espacios delicados, como el de la discusión sobre el incremento de la remuneración mínima vital, tuvo la suficiente habilidad política para hacer demasiado costoso o inviable oponerse a su posición. En otros, como la adscripción de Servir al MTPE, logró menos consensos, pero sin dejar de evidenciar los sesgos que la impulsaban. Estos sesgos, más bien, quedaron ampliamente plasmados en su reciente propuesta de proyecto del Código del Trabajo, un extenso documento que hacía más rígida, costosa y difícil la contratación formal.

En medio de todo esto, el Congreso identificó en la autorización del MTPE a la huelga de controladores aéreos en plena Semana Santa un motivo de fondo para aplicar control político. El asunto, por supuesto, es de tremenda gravedad. Miles de turistas y ciudadanos quedaron varados a causa de una huelga autorizada y programada para infligir el mayor daño posible.

Pero los efectos perniciosos del trabajo del MTPE de los últimos meses fueron incluso más allá de los límites de sus propias esferas de influencia. Como se recuerda, la ministra Chávez fue la principal promotora desde el desde el Ejecutivo de la disposición para autorizar el sexto retiro de los fondos de pensiones de las AFP. Una vez aprobada la ley por parte del Congreso, Chávez se tomó la licencia de impulsar un evento público de celebración para la firma de la autógrafa.

La ministra dejó claro que la perspectiva de este Gobierno sobre el trabajo es una enfocada en penalizar la formalidad y la productividad en beneficio de minorías de trabajadores, a expensas de la mayoría. Así las cosas, no debería sorprender que hoy las expectativas de contratación de personal a tres meses se hallen en tramo negativo, según la encuesta de expectativas del BCRP. Con una perspectiva integral, puede ser justo señalar que han sido pocos los ministros de los sucesivos gabinetes del presidente Castillo que han podido causar mayor deterioro en su sector que la saliente ministra Chávez en Trabajo.