Editorial El Comercio

Para la ciudadanía, no ha pasado desapercibida la profunda incapacidad y desfachatez que exhibe el presidente en el ejercicio de su cargo. Solo uno de cada cuatro peruanos aprueba su gestión. Y, sin embargo, es el rechazo al Congreso de la República el que concita mayor consenso. La última encuesta de El Comercio-Ipsos que publicamos en nuestra edición de hoy pone la aprobación al Legislativo en apenas 13%. En parte, esto se debe a la infatigable campaña del Ejecutivo en su contra, pero el motivo principal está en su propia disfuncionalidad, egoísmo y miopía.

La muestra más reciente de esto se encuentra en el proceso de , luego de la censura de (APP). Hoy se realizará la votación en el hemiciclo con nada menos que seis candidaturas, una evidencia clara del fraccionamiento que existe no solo en la oposición, sino también en bancadas más cercanas a Palacio de Gobierno.

La multiplicidad de candidaturas prácticamente garantiza que la elección de la presidencia se definirá en segunda vuelta. Entre los candidatos, (Avanza País) se presenta como la opción que quizá más consenso pueda alcanzar entre los parlamentarios de la oposición. Aun así, resulta tremendamente impredecible el resultado de hoy, más aún tras los recelos surgidos entre la oposición luego de los votos de varios parlamentarios de Avanza País y de Renovación Popular a favor de la censura de Camones. Incógnitas mucho más preocupantes son grupos como Somos Perú y Podemos Perú, que, llegada la hora, podrían decantarse por inclinar la balanza a favor del oficialismo.

El riesgo, por supuesto, es que la presidencia del Congreso caiga en manos de grupos políticos incapaces o indispuestos a servir de contrapeso a un Poder Ejecutivo que ha mostrado todas las intenciones de avasallar la institucionalidad democrática. Como aspirantes a encabezar la Mesa Directiva están, por ejemplo, José María Balcázar (Perú Bicentenario), abogado cajamarquino cercano al presidente Castillo; Guido Bellido (Perú Libre), extitular de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM); y Carlos Zeballos (Integridad y Desarrollo), sindicado como integrante de ‘Los Niños’.

Para quienes pensamos que lo que está en juego aquí es nada menos que el futuro político del país, la inmadurez que ha demostrado la oposición congresal es decepcionante. Los acomodos y reacomodos motivados por la ambición personal o partidaria de hacerse de la Mesa Directiva demuestran que, para buena parte de los parlamentarios, el oportunismo está siempre por encima de los intereses del país. A lo largo de las últimas semanas, la mayoría parlamentaria ha tomado decisiones que al principio aparentaban solvencia y compromiso democrático –como la firme convocatoria al titular de la PCM, Aníbal Torres, al hemiciclo, o la censura de Camones–, solo para luego mostrarse partida y desorientada sobre cuál debería ser el segundo paso.

Si bien lo más probable es que, finalmente, la presidencia del Congreso quede en manos de la oposición, el simple hecho de que se haya tenido que poner en juego el liderazgo del principal dique de contención democrático en contra de un gobierno con impulsos autoritarios es profundamente preocupante con miras a los meses que vienen. El presidente Castillo difícilmente podría haber deseado una mejor oposición que la que le ha tocado enfrentar.

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