Editorial: Elecciones con sabor a velorio
Editorial: Elecciones con sabor a velorio
Redacción EC

El proceso electoral que vivimos los peruanos ayer estuvo muy lejos de poder llamarse, como le gusta decir a algunos analistas políticos, una “fiesta democrática”. Y es que más que sabor a fiesta lo tuvo a velorio, pues el número de candidatos con antecedentes cuestionables y de posturas radicales fue enorme y, además, en muchas localidades, consiguieron el puesto público al que estaban postulando o están cerca de hacerlo, pues han logrado pasar a la segunda vuelta.

Hagamos un breve repaso. En Cajamarca, obtuvo, de lejos, el primer puesto en la votación, a pesar de que enfrenta desde la cárcel un juicio en el que es acusado de haber cometido actos de corrupción en 11 procesos de contratación de obras y servicios y de haberse aprovechado de fondos públicos para financiar las protestas contra el proyecto Conga. Santos, además, ha logrado prácticamente paralizar la minería en la región y es uno de los responsables de que esta última atraviese una grave recesión y de que más del 50% de sus ciudadanos se encuentre en situación de pobreza.

En Puno, hasta el momento en que se escribe este editorial la información disponible indica que pasaría a la segunda vuelta. Este señor, como todos recordamos, encabezó una violenta protesta contra la minería en la que se quemaron edificios de instituciones públicas y ha prometido que “no habrá minería en el sur de Puno”.

En Apurímac iría a la segunda vuelta , candidato que, al igual que los anteriores, tiene una radical posición antiminera y que parece preferir que buena parte de la población de su región permanezca en situación de pobreza con tal de impedir que ingrese la minería.

En Áncash, logró el primer lugar en la votación, teniendo que competir ahora por la presidencia regional en la segunda vuelta. Ríos es recordado por haber recibido US$10.000 de Vladimiro Montesinos cuando era congresista para votar por el oficialismo y en estas elecciones se hizo conocido por su populista oferta de regalar S/.500 de los fondos públicos a cada familia ancashina.

En La Libertad, –candidato acusado por su ex esposa de haber atentado contra su vida– parece ser el virtual presidente regional. Todos hemos sido testigos de cómo Acuña chantajeaba a los electores diciéndoles que no le daría recursos a un alcalde que no sea de su agrupación si salía elegido. Eso, lamentablemente, no ha sido óbice para que triunfara en este proceso.

En Cusco competiría en la segunda vuelta el señor Benicio Ríos. Él es procesado por haber incrementado su sueldo en contra de la ley cuando era alcalde de Urubamba.

En Pasco, el también reo Kléver Meléndez, acusado de corrupción y diversos delitos contra la administración pública, está a cuatro puntos del primer lugar y pasaría a segunda vuelta.

En Lima, finalmente, no podemos olvidar que la historia política del señor se encuentra íntimamente entrelazada al caso Comunicore y a la acusación de haber cobrado bonos ilegales en su anterior gestión.

Estos resultados electorales son solo una constatación más de lo mal que funciona nuestro sistema de partidos políticos, que en muchos lugares son incapaces de ofrecernos opciones por las que nos sintamos orgullosos de votar. Por eso, pensando en futuras elecciones y en la calidad de la política peruana, se hace imperativo impulsar una reforma del sistema electoral que nos garantice un mejor nivel de candidatos.

Entre otras cosas, es necesario que en los partidos los líderes se elijan de forma realmente libre y competitiva y que no funcionen, como ahora, como pequeñas monarquías donde el monarca no tiene que rendirle cuentas a nadie y que no atraen a militantes decentes y preparados. Asimismo, deben endurecerse más los requisitos para inscribir movimientos regionales y locales para que los candidatos de estos lugares tiendan a ser parte de partidos nacionales más institucionalizados. Además, debe implantarse un sistema de distritos uninominales para elegir a los congresistas, lo que fomentaría la reducción del número de partidos y su enraizamiento a escala local. Y, por supuesto, debe eliminarse el pernicioso voto preferencial.

Todos los peruanos queremos que nuestra democracia crezca sólidamente. Pero, sin las instituciones correctas en la base, esto es como pretender que un árbol haga lo propio sobre arena floja y estéril.