"Es poco creíble que su retorno al puesto se deba a los méritos de su gestión anterior. ¿En honor a qué, entonces, se explica esta designación?" (Foto: Hugo Pérez / GEC)
"Es poco creíble que su retorno al puesto se deba a los méritos de su gestión anterior. ¿En honor a qué, entonces, se explica esta designación?" (Foto: Hugo Pérez / GEC)
Editorial El Comercio

El último jueves, el presidente Martín Vizcarra juramentó en Palacio de Gobierno a los integrantes del estrenado que encabeza el extitular de Justicia Vicente Zeballos. Como ocurre en todas las ceremonias de este tipo, algunos nombres suelen concitar mucha mayor atención que otros, particularmente por la relevancia del sector en el que los nuevos ministros se van a desempeñar, como ocurrió en esta oportunidad con las llegadas de María Antonieta Alva (Economía) y Gustavo Meza-Cuadra (Relaciones Exteriores), o con las ratificaciones de Zulema Tomás (Salud) y Carlos Morán (Interior).

Hubo, sin embargo, una designación que también captó la atención de la prensa, y no solo porque se trataba del regreso de un rostro conocido al Gabinete sino, más bien, por la forma accidentada en la que su gestión terminó hace medio año. Nos referimos al reincorporado titular del .

Como recordamos, el paso de Trujillo por el MTC se vio marcado por una tragedia: el incendio de un bus en un garaje ubicado en los alrededores del ex terminal de Fiori, el 31 de marzo pasado, en el que 17 personas perdieron la vida. Días después del siniestro, El Comercio reveló que la gestión de Trujillo había habilitado ese local –y otros 101– como terminales terrestres en poco más de un año de administración; esto es, uno cada tres días. Una estadística que se tradujo en la proliferación de terminales terrestres en todo el país que no cumplían con los requisitos mínimos para operar y que podían funcionar –como en el caso del lugar donde ocurrió el incendio– durante seis meses hasta que las autoridades verificaran si cumplían con las condiciones necesarias.

Si algo quedó como lección de aquella tragedia era que, más que el fuego, la informalidad había acabado con la vida de esos 17 pasajeros. Increíblemente, cuando este Diario le consultó al ministro Trujillo en una entrevista por la supervisión de las estaciones de buses informales, él respondió: “El marco legal, que regula las actividades como las del transporte, regula al formal. No regula al informal”, y añadió que, dado que dicho servicio se presta en las ciudades, estos estaban bajo la competencia de los municipios y no del MTC. Una respuesta que podría resultar pasmosa pero que se torna inaceptable tratándose de un país en el que cada año fallecen en promedio 3.000 personas en las pistas.

En aquella entrevista, además, el ministro Trujillo ejercitó una serie de fraseos para evitar asumir el mínimo atisbo de responsabilidad por las evidentes falencias que exhibía su sector. “No tengo por qué ocultar las dificultades que el Estado tiene, y que hace que no se pueda atender con celeridad”, “este es un ministerio con muchas responsabilidades que abordar, es imposible que en un año pueda resolver todo, lo importante es comenzar”, “el Estado es como un elefante, es como un tractor que camina, pero no a la velocidad de lo que se espera, nuestro reto es que empiece a avanzar”, fueron algunos de los circunloquios a los que apeló en dicha ocasión y que, como anotamos en este espacio, parecían más de un funcionario recién estrenado en el cargo antes que de alguien que llevaba más de un año en el puesto.

Otra de las manchas que salpicó su gestión fue que su director general de Transporte Terrestre, Paul Concha, cuya oficina se encargaba de otorgar los permisos para que algunas empresas de revisiones técnicas de automóviles y centros médicos quedaran habilitados oficialmente por el MTC para tramitar los documentos de quienes postulaban a un brevete, había sido asesor legal de más de 30 empresas dedicadas, justamente, a esas labores.

Seguramente estos y otros recordatorios habrían podido serle planteados al Ejecutivo en el tradicional pedido de confianza que el Gabinete solicita al Congreso para poder trabajar. La verdad, empero, es que disuelto el Legislativo, no hay quién objete dentro del Estado dicha designación.

Como se ha recordado en los últimos días, la relación entre el mandatario y el señor Trujillo es de larga data. Si este es el criterio que ha primado para el retorno de este último a una cartera con tantos problemas como el MTC entonces solo cabría alarmarse. Pues, siendo sinceros, es poco creíble que su retorno al puesto se deba a los méritos de su gestión anterior. ¿En honor a qué, entonces, se explica esta designación?