Editorial: No solo hay que serlo, sino también parecerlo
Editorial: No solo hay que serlo, sino también parecerlo
Redacción EC

El fiscal supremo fue elegido ayer fiscal de la Nación, en reemplazo de . Esta elección del titular del ha sido, por decir lo menos, controversial por varias razones y ha dejado un fuerte sinsabor a buena parte de la ciudadanía.

El fiscal Ramos Heredia es una personalidad cuyo accionar ha sido cuestionado en varias oportunidades y por diversos motivos. Para empezar, se le acusa de haber colaborado con el archivamiento del caso de lavado de activos seguido contra los Sánchez Paredes, probablemente el caso de este tipo más grande de nuestra historia. En ese proceso, la fiscal María Maguiña recomendó archivar la acusación aduciendo que los ingresos de los hermanos estaban debidamente justificados. Su informe generó un escándalo que llevó a que el entonces fiscal de la Nación ordenase una investigación interna contra la fiscal Maguiña, pero, increíblemente, el entonces fiscal supremo de Control Interno, el señor Ramos Heredia, absolvió a Maguiña convalidando lo ocurrido.

Asimismo, el flamante fiscal de la Nación también ha sido cuestionado por supuestamente haber protegido al presidente regional de Áncash, , en el caso de ‘La Centralita’. Álvarez venía siendo investigado por presuntamente manejar una central de interceptación y espionaje desde la cual perseguiría a sus opositores. La investigación, sin embargo, fue interrumpida porque los cuatro fiscales que allanaron el inmueble donde se habrían venido realizando estas actividades ilícitas fueron denunciados por Ramos Heredia, por haber cometido, según él, irregularidades en la diligencia. El actual fiscal de la Nación, no obstante, parece no haber sido tan drástico cuando se trataba de sancionar a fiscales que aparentemente estaban dándole una mano a César Álvarez. Y es que, pese a que recibió una denuncia contra el fiscal Farro por supuestamente haber entorpecido las investigaciones a ‘’ para favorecer al presidente regional de , se le acusa de haber preferido dejarla pasar.

Ramos Heredia, por otra parte, es primo de la primera dama, una relación que en un comienzo, mostrando una inaceptable falta de transparencia, él no quiso aceptar y que hoy, cuando ya sabemos la verdad sobre su parentesco, despierta dudas sobre su cercanía con el oficialismo. Una cercanía por lo demás peligrosa, pues pondría en entredicho su independencia para ordenar que el Ministerio Público investigue casos relacionados con el Ejecutivo y el nacionalismo. 

El fiscal Ramos Heredia se defiende de todas estas acusaciones diciendo que no hay nada probado en su contra y que él no tiene una . El problema, sin embargo, es que se esperaría que la institución encargada de denunciar  la criminalidad y de defender la legalidad y los derechos humanos en el Perú fuese encabezada por una persona intachable sobre cuya conducta personal y profesional no quepa duda alguna. No basta con formalmente serlo, sino que también hay que parecerlo. Y no sabemos si Ramos Heredia lo es, pero claramente no lo parece. 

¿Acaso los ciudadanos no merecemos que el fiscal de la Nación sea alguien que encarne la decencia y la justicia que desde su cargo debe perseguir? ¿Qué tranquilidad podemos tener los peruanos de que, incuestionablemente, la defensa de nuestros derechos haya recaído en las manos más apropiadas?

Esta elección, además de ser una desalentadora noticia, debería servir para mostrar que el sistema para escoger al fiscal de la Nación no es ni por casualidad el más idóneo. Y es que parece poco sensato que con tan solo cuatro votos (incluyendo el propio) de personas que pueden estar jugando al “hoy por ti, mañana por mí” alguien con los cuestionamientos que recaen sobre Ramos Heredia pueda llegar a ocupar el encumbrado puesto que hoy ostenta.

En todo caso, la suerte está echada. Solo nos queda mantener los ojos bien abiertos por si resultase que hay que cuidarnos de la persona que encabeza la institución que debería cuidar a todos los peruanos.