Editorial: Nava de nuevo bajo el sol
Editorial: Nava de nuevo bajo el sol
Redacción EC

Mañana el pleno del Congreso debe debatir el cuarto informe de la megacomisión acerca de las presuntas irregularidades del último gobierno aprista. Como se sabe, este indaga por los enriquecimientos ilícitos que pudieran haber ocurrido durante ese quinquenio y, al decir del legislador Sergio Tejada, ex presidente del referido grupo de trabajo parlamentario, invita a prestar singular atención a las personas del entorno del ex presidente . En particular, a quien se desempeñó como secretario general de la presidencia durante casi toda la administración, Esto sería así porque –siempre según lo manifestado por Tejada– “su estudio de abogados contrató con muchas de las grandes empresas que tuvieron contratos [con el Estado] en el gobierno de García”.

Cabe señalar, sin embargo, que la aparición de Nava Guibert en los informes de la megacomisión no es exclusiva de este último caso. Su nombre asoma también en las investigaciones sobre los ‘narcoindultos’ y sobre los ‘petroaudios’; y en esa medida resulta legítimo preguntarse por las razones de una presencia tan sistemática. La previsible respuesta política a esta interrogante es que, si la formación de esta comisión buscaba estropear las posibilidades electorales de Alan García en el 2016 –como han sostenido siempre sus defensores–, era lógico que se intentase llegar hasta él a través del involucramiento de alguien que ocupaba una posición tan cercana. Pero, si bien en esta página hemos compartido algunas de las reservas que existen en torno al trabajo de ese grupo congresal, la acumulación de datos inquietantes que lo conciernen es más que llamativa. 

Si nos limitamos a la materia que será sometida mañana a consideración de la representación nacional, por ejemplo, el informe calcula que, a lo largo de los años en que trabajó para el gobierno, Luis Nava Guibert presenta un desbalance patrimonial –esto es, una diferencia entre sus ingresos justificados y sus egresos– que asciende a los 259 mil soles, además de una propiedad sobre la que no había informado.

Pero el problema no se reduce a la existencia de ingresos no justificados o propiedades no declaradas. Además, el estudio Nava & Huesa (antes Nava, Walqui & Vélez) vio subir sus ingresos sostenidamente del 2006 al 2011.

Es verdad que en el 2004, tiempo antes de que el Apra accediera al poder, Luis Nava Guibert transfirió sus acciones en ese estudio a su hijo Luis Nava Mendiola. Pero es cierto también que justamente en julio del 2006, días antes de que Alan García jurase como presidente, Nava Mendiola se convirtió en el accionista mayoritario (con el 99% de las acciones), como preparándose para asumir retos más ambiciosos. 

Al año siguiente, como decíamos, Nava & Huesa aumenta el volumen de su actividad y lo curioso es que lo hace, en parte, gracias a contratos con empresas nacionales y extranjeras que por esa misma época se habían convertido en proveedoras del Estado. El informe habla hasta de 22 de ellas, pero quizá valga la pena destacar algunas, como las brasileñas y Petrobras.

El informe consigna también otros datos relacionados con los familiares del ex secretario general de la presidencia que requieren esclarecimiento. Como, por ejemplo, los ingresos que Carlos Emilio Nava Guibert (hermano) y José Antonio Nava Mendiola (hijo) obtuvieron del 2007 al 2011 y que no están justificados por sus actividades comerciales. Según se señala en el documento, en conjunto estos suman US$232.877, S/.152.803 y 20.000 euros.

Y, por otro lado, los nueve inmuebles y un automóvil adquiridos desde el 2006 por sus tres hijos por un total de S/.1,8 millones no dejan de llamar la atención.

Como se ve, salvo en el caso del desbalance que se le atribuye a él mismo, los hechos investigados no pueden ser automáticamente relacionados con Nava Guibert. Pero las coincidencias entre la prosperidad de los negocios familiares y los años en que él ocupó un cargo tan importante en el corazón del poder, así como la circunstancia de que sea nuevamente su nombre el que permita llevar las pesquisas prácticamente hasta el umbral del despacho presidencial, hacen que parezca razonable ponerlas bajo la luz del sol.