En su Mensaje a la Nación del 2019, el presidente Martín Vizcarra anunció la presentación de un proyecto de ley para adelantar las elecciones generales. (Foto: Archivo).
En su Mensaje a la Nación del 2019, el presidente Martín Vizcarra anunció la presentación de un proyecto de ley para adelantar las elecciones generales. (Foto: Archivo).
Editorial El Comercio

Hoy el presidente pronunciará su último mensaje a la nación con motivo de las . En la medida en que coincide con el ingreso al tramo final de una gestión de cinco años, este tipo de discursos suele estar más dedicado al recuento de lo presunta o realmente logrado que a los anuncios de lo que vendrá. Pero en esta ocasión, la situación es distinta. No solo porque entramos al año final de una administración que no estuvo desde el principio encabezada por el actual mandatario, sino, sobre todo, porque la enorme incertidumbre en que nos han sumido la pandemia del y sus consecuencias económicas hace que los peruanos estemos más interesados en tener alguna noción de lo que nos espera en el futuro inmediato que en escuchar recuentos y justificaciones políticas.

Tales expectativas, sin embargo, difícilmente estén asociadas a reformas o gestos dramáticos como aquellos a los que nos ha tenido acostumbrados el presidente Vizcarra en sus mensajes anteriores por esta misma celebración (, , etc.). Lo que la gente probablemente quiera escuchar esta vez es, más bien, un discurso tranquilizador. Uno en el que se le den esperanzas razonables sobre el inicio de la recuperación de la salud y la economía del país de aquí a la llegada del próximo gobierno. Y en el que se ofrezcan también, por supuesto, garantías de que el proceso por el cual llegaremos a la transmisión de la posta democrática en exactamente un año se dará en orden y sin arbitrariedades que lo ensombrezcan.

Se trata en realidad de una selección de materias bastante obvia. De hecho, coincide con los tres elementos en torno a los cuales el recientemente nombrado presidente del Consejo de Ministros, , ha dicho que girará su gestión. Pero haríamos mal en asumir que, por obvias, su presencia en el mensaje está asegurada. La tentación de añadir algún nuevo viraje “histórico” al devenir político del Perú en busca de popularidad puede ser grande en quien ya probó de esa miel. Particularmente, si las noticias vinculadas a aquello que debería ser el corazón de la exposición presidencial –la salud y la economía– no parecen ofrecer mucho margen para la aclamación ciudadana.

No está de más, en consecuencia, demandar de parte de quien conduce las riendas del país la madurez necesaria para estar a la altura del rol que le toca cumplir en el trance actual. Mejorar la capacidad del Estado para prevenir la mayor propagación del coronavirus y atender a los que ya han sido contagiados por él es más importante en estos momentos que cualquier refriega con el . Retirar las trabas que dificultan la pronta recuperación de los empleos que se han perdido en los últimos cuatro meses no promete seguramente tanto protagonismo como las amenazas altisonantes a los representantes de determinados rubros de la actividad privada, pero tendría mucho más impacto en la economía de los peruanos de toda condición. Echar a andar los proyectos mineros congelados por comodidad política o prejuicio ideológico puede atraer la animadversión de los sectores que aplaudieron originalmente ese bloqueo, pero les reportaría a las arcas fiscales recursos de los que no podemos prescindir en la hora presente. Mirar, finalmente, hacia otro lado mientras avanzan iniciativas que podrían enrarecer la atmósfera del proceso electoral ya convocado permitiría probablemente evitar ciertos costos políticos, pero no se condice con la vocación por la imparcialidad que se espera de un gobierno que quiere asegurar los mecanismos democráticos de sucesión en el poder.

De todo esto debería tratar el mensaje de hoy. Y si se quiere agregar alguna promesa, que esta sea la de actuar con prudencia y firmeza en lo que queda del mandato para entregarnos una república que, con los problemas y carencias que conocemos, pueda reconocerse como tal cuando se cumplan los 200 años de su fundación.