Durante su última conferencia de prensa, el primer ministro Fernando Zavala señaló que “una cosa es el control político, otra es el abuso de poder. Una cosa es fiscalizar, otra es obstruir”. En respuesta a ello, la presidenta del Congreso de la República Luz Salgado lo exhortó a rectificarse. (Foto: Archivo El Comercio)
Durante su última conferencia de prensa, el primer ministro Fernando Zavala señaló que “una cosa es el control político, otra es el abuso de poder. Una cosa es fiscalizar, otra es obstruir”. En respuesta a ello, la presidenta del Congreso de la República Luz Salgado lo exhortó a rectificarse. (Foto: Archivo El Comercio)
Editorial El Comercio

Una semana dominada en el ámbito político por el asunto del aeropuerto de y la recomposición del Gabinete Ministerial culminó con un cruce de palabras entre el primer ministro y algunos influyentes representantes de la bancada mayoritaria en el Congreso.

Durante la conferencia de prensa del último miércoles, Zavala incluyó un mensaje dirigido al fujimorismo, conminándolos a ejercer su potestad fiscalizadora en el Parlamento de forma responsable y sin agravios, teniendo en mente quizá lo que había ocurrido durante la interpelación a y lo que podría suceder con la anunciada interpelación al ministro del Interior, . “En las últimas semanas, los peruanos hemos sido testigos de cómo se ha pasado de la discrepancia a la calumnia, de la crítica a la falta de respeto”, manifestó Zavala y añadió: “Una cosa es el control político, otra es el abuso de poder. Una cosa es fiscalizar, otra es obstruir”.

Una reflexión con no poco asidero si se recuerda la inusual frecuencia con la que los ministros han sido citados a comisiones parlamentarias, los endebles pliegos interpelatorios que tuvieron que responder los ahora ex ministros Jaime Saavedra y Martín Vizcarra en su oportunidad y, sobre todo, la fluidez verbal de varios legisladores de cuando se trataba de lanzar agresiones verbales o acusaciones sin evidencia que las respalde.

Pero incluso una reacción fundamentada como la de Zavala, al llegar de manera extemporánea –dos días después de que Vizcarra tuviera que renunciar al MTC–, puede ser percibida como una señal de letargo o poco tino político. Más aun cuando el Ejecutivo ya ha intentado mostrar contundencia en anteriores oportunidades… para terminar retrocediendo frente a los primeros síntomas de confrontación política.

Así, más que réditos políticos, la última intervención del presidente del Consejo de Ministros se hizo acreedora de un nuevo episodio de encrespamiento de la bancada fujimorista.

En primer término se pronunció , quien no tuvo mejor idea que responder al pedido del primer ministro de evitar los insultos que llamarlo mentiroso y acusar por enésima vez al gobierno de actos de corrupción. “La interpelación a Vizcarra no la promovimos nosotros, la promovieron Acción Popular y sus aliados del Frente Amplio. La interpelación de Basombrío aún no se ha presentado. El ministro miente de nuevo como nos mintió con el aeropuerto de Chinchero”, manifestó el portavoz de Fuerza Popular, quien añadió que detectar corrupción o lobbies y denunciarlos no es abusar del poder.

Un día después, la presidenta del Congreso, , defendió la facultad parlamentaria para interpelar a ministros y afirmó que el primer ministro “se equivoca si piensa que el Ejecutivo no está obligado a rendir cuentas de sus actos al Congreso”. “Exhorto al señor ministro Zavala a que rectifique sus declaraciones poco democráticas”, remató.

Respecto a la interpelación al entonces ministro Vizcarra, cabe recordar que si bien Fuerza Popular no la promovió formalmente, sí la respaldó, y fue la que propinó más pullas durante la exposición de Vizcarra en el pleno, al punto que algunas voces de la agrupación naranja pidieron su licenciamiento y el del primer ministro Zavala. Y con relación a las potestades de fiscalización parlamentaria, fue bastante literal el jefe del Gabinete Ministerial en no cuestionar dichas facultades sino la forma en que estas habían sido ejercidas. Y, aunque probablemente no causen mucha gracia en los integrantes del gobierno y el Parlamento los cuestionamientos que suelen dirigirse mutuamente, resulta un tanto irónico que la presidenta del Congreso defienda la labor fiscalizadora y crítica que realiza el Legislativo, pero la califique de “poco democrática” cuando proviene del Ejecutivo.

Los recientes roces entre la oposición fujimorista y el oficialismo, al final de cuentas, parecen un nuevo round de una contienda ya conocida. Una en la que la primera golpea todo lo que se mueve, y el segundo reacciona tardíamente.