Editorial: Sacar al gato de la despensa
Editorial: Sacar al gato de la despensa
Redacción EC

La reestructuración de la que prometió el gobierno a raíz del escándalo de espionaje a diversos líderes políticos de la actual administración y la oposición ha comenzado, lamentablemente, con el pie izquierdo. Y es que, como señalamos hace algunas semanas en este mismo espacio, era necesario que desde un primer momento el Ejecutivo diera señas claras de que la participación y vigilancia de todo el proceso por parte de las fuerzas políticas ajenas al gobierno iba a ser real y efectiva. Pero nada de eso ha ocurrido. 

Como se sabe, el domingo pasado finalmente se oficializó, mediante su publicación en el diario oficial “El Peruano”, el decreto supremo que declara la reorganización de la DINI por un plazo de 180 días. Esto quiere decir que se suspende –por ese mismo período– la ejecución de cualquier acción de inteligencia operativa y contrainteligencia a cargo de la DINI (las que deberán ser ejecutadas por los órganos dedicados a esa función en los sectores Defensa, Interior y Relaciones Exteriores). El problema, no obstante, radica en la disposición que crea la comisión encargada de su reestructuración y, específicamente, en la parte referida a la designación de las personas que la integrarían. 

La norma establece que tres personas de “distinguida e intachable trayectoria personal y profesional” –o como lo fraseara la primera ministra Ana Jara hace algunas semanas: una “junta de notables”– serán designadas el miércoles (a más tardar) por la propia , portafolio del que depende la DINI. Es decir, se propone al gato de despensero, pues una verdadera reestructuración del organismo de inteligencia no puede hacerse cuando el responsable de designar a los reformadores es el propio acusado de desvirtuar y mal utilizar estos servicios. 

Por otro lado, tampoco ha quedado claro cuáles serán los criterios según los que se elegirá a los integrantes de la mentada “junta de notables”. ¿Se escogerán personas moralmente intachables pero sin experiencia en la materia de la que tendrán que ocuparse? ¿O se privilegiará la experiencia en detrimento del renombre? 

Desde este Diario creemos que lo fundamental es contar con personas con amplia experiencia en el ámbito de la inteligencia, y con una carrera intachable y probidad que esté fuera de dudas: eso convierte en notable a cualquiera con estas características. Lo que importa es que individuos independientes y con conocimiento del asunto que tendrán entre manos puedan resolver los profundos y complejos problemas que hoy aquejan a nuestros sistemas de inteligencia. La pregunta, claro, es si las personas con esas características existen. Y, sobre todo, si –de existir– estarían dispuestas a pasar por un proceso que, en última instancia, podría no ser otra cosa que un intento del gobierno por lavarse la cara en el feo asunto del espionaje indebido. 

Para evitar esta situación, por ejemplo, es fundamental que, como hemos advertido en anteriores editoriales, la instalación de la referida junta no suponga en la práctica un cuestionamiento a las facultades de control que tienen sobre la DINI el Poder Judicial (en determinadas situaciones) y, especialmente, la . Además, en la medida en que esta comisión se encuentra ya abocada a la investigación de los casos de reglaje que precipitaron la presente crisis, habrá que permanecer vigilantes para que no se le nieguen los documentos que ha solicitado con el pretexto del cierre temporal de la institución que tendría que proveerlos.

Además, otro tema sobre el que el decreto guarda silencio es respecto a si las recomendaciones y propuestas finales que deberá presentar la “junta de notables” a la PCM en un plazo de 150 días desde su designación serán de conocimiento público o si serán sometidas al escrutinio de, al menos, la Comisión de Inteligencia del Congreso. De nada serviría que el trabajo realizado sea revisado solo para la ponderación del Ejecutivo y no de quienes desde un inicio cuestionaran dicha institución. Después de todo, podríamos nuevamente caer en el mismo juego de hace varios años. Múltiples cierres, reorganizaciones y nombramientos que luego caen en saco roto. No nos olvidemos que para ese entonces estaremos a menos de un año del cambio de gobierno y no es conveniente enfrentar esa coyuntura con el gato aún en la despensa.