Editorial: La verdad, son coautores
Editorial: La verdad, son coautores

El presidente Ollanta Humala ha dicho que los manejos financieros y los traslados de dinero consignados en las agendas de su esposa, Nadine Heredia, fueron dispuestos, en el cien por ciento de los casos, por él mismo. En otras palabras, “la verdad”, las agendas, o la responsabilidad por su contenido, no son de Nadine Heredia sino de Ollanta Humala.

Asimismo, ha señalado el jefe de Estado respecto a su declaración testimonial ante el fiscal Juárez Atoche, a cargo de la investigación por presunto lavado de activos en contra de la primera dama, que las agendas “son propiedad conyugal”. Armando el rompecabezas de la explicación del mandatario: Ollanta Humala disponía los manejos financieros del Partido Nacionalista y Nadine Heredia era apenas la encargada de tomar nota en unas agendas, que si bien son en sí mismas objetos muy personales y aun cuando alguna de ellas podría tener en portada la inscripción “Solo para mujeres”, en realidad, eran de copropiedad de la pareja presidencial.

¿Cuál ha sido el propósito del presidente para esta inverosímil y enrevesada narración? Quizá, como se ha señalado en algún medio, ha querido inmolarse y atribuirse toda la responsabilidad, procurando limpiar a su esposa. Tal vez es solo una forma de desviar la atención. Pero más racional pareciera ser que está buscando dirigir la investigación sobre la persona que tiene más escudos protectores: el presidente de la República.

Como se sabe, el presidente goza de inmunidad durante su mandato, lo que impide que pueda ser acusado por delitos comunes; y además, antes de ser enjuiciado por delitos cometidos en ejercicio de sus funciones y hasta cinco años después, debe pasar por el proceso de acusación constitucional ante el Congreso. Se trataría de una movida eminentemente política, apoyada en las prerrogativas que le flanquea la Constitución, para bloquear o cuando menos dilatar las investigaciones.

En cualquier caso, lo que sí prueba la declaración del presidente Humala es algo que desde antes era bastante razonable suponer: tanto él como su esposa tenían pleno conocimiento sobre las fuentes de financiamiento del Partido Nacionalista. Una hipótesis que se veía reforzada por las primeras indagaciones periodísticas que daban cuenta de que algunas anotaciones corresponderían al puño del propio presidente Humala.

Pese a la estrategia de la pareja presidencial, sin embargo, la investigación fiscal probablemente no involucrará solo a Humala sino también a Heredia, pues con independencia de la reciente declaración del primero, resulta bastante ingenua la imagen de la señora Heredia en el rol de reparto de una diligente tomanotas con completa ignorancia sobre los asuntos y cifras que apuntaba, incluyendo los orígenes de las altas sumas de dinero ahí reflejadas y su destino. 

El sinuoso camino de las declaraciones de la pareja presidencial ha transcurrido de “las agendas no son de mi propiedad” a “la verdad, es mi letra”, a la más reciente versión que se podría graficar en un “la verdadera verdad, es mi letra pero yo no sabía nada”. Hasta ahora. Porque no es descabellada una siguiente edición que incluya “la verdadera verdad de veritas”.

El espinoso laberinto que han creado y en el que están envueltos Ollanta Humala y Nadine Heredia hace pensar, más que nunca, que hay justificadas razones para investigar, pues de lo contrario no habría tanta necesidad de versiones alternativas y contradicciones. Y aunque la mentira no es prueba de culpabilidad, por lo menos es un indicio de que algo huele mal. Y en eso, Humala y Heredia son coautores.