"En circunstancias en las que el Gobierno amenaza en más de una manera la integridad del Estado de derecho, desencuentros de esta naturaleza en bancadas de oposición son tan vergonzosos como lamentables".
"En circunstancias en las que el Gobierno amenaza en más de una manera la integridad del Estado de derecho, desencuentros de esta naturaleza en bancadas de oposición son tan vergonzosos como lamentables".
/ ANTHONY NINO
Editorial El Comercio

Los conflictos al interior de las bancadas parlamentarias no son una novedad. De hecho, es de esperar que, más temprano que tarde, haya divisiones, fruto de las desavenencias intestinas de partidos que en campaña buscaron mostrar solidez.

Eso es exactamente lo que pasó ayer en .

En los últimos días, los protagonistas de estas tristes querellas han sido el vocero de la bancada,, y la parlamentaria , y el origen fue la presentación de una tercera lista para disputar la Mesa Directiva, encabezada por Montoya y completada por otros dos miembros de la referida agrupación. Como se sabe, el interés del almirante por presidir el Parlamento fue criticado por el hecho de que podía atomizar la voluntad del Legislativo y favorecer a la lista que incluía al grupo oficialista de Perú Libre, una circunstancia que hubiese complicado la obligación de este poder del Estado de contrapesar al Ejecutivo.

La señora Yarrow no apoyó la candidatura de Montoya y esto supuso que este la llamase “traidora”. La primera respondió con un comunicado en sus redes diciendo: “El señor Montoya al no haber conseguido los consensos de dichas bancadas presenta una tercera lista por un tema de ego personal, sin autorización de la totalidad de la bancada y emite un comunicado en redes sociales sin la autorización del presidente del Partido, Rafael López Aliaga”.

El corolario de este enfrentamiento ha sido la renuncia de tres congresistas elegidos por RP: Yarrow, Diego Bazán y María Córdova. En la misiva enviada, precisamente a Montoya, la primera aseguró “no comulgar con la línea que viene tomando la bancada”.

En circunstancias en las que el Gobierno amenaza en más de una manera la integridad del Estado de derecho, desencuentros de esta naturaleza en bancadas de oposición son tan vergonzosos como lamentables. En fin, estas rencillas resultan irrelevantes frente a las enormes responsabilidades que los congresistas tienen en estas horas cruciales para la democracia. Toca sumar fuerzas.