Pablo de la Flor Belaúnde, de 56 años, estuvo cinco meses, tres semanas y un día al mando de la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARCC). (Foto: archivo)
Pablo de la Flor Belaúnde, de 56 años, estuvo cinco meses, tres semanas y un día al mando de la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARCC). (Foto: archivo)
Editorial El Comercio

El eslogan “Perú, una sola fuerza”, acuñado para enfrentar con unión y determinación los efectos del fenómeno de El Niño costero, suena estos días algo irónico. Como se sabe, la semana pasada el director ejecutivo de la Autoridad para la (ARCC), , tuvo polémicas declaraciones respecto de los gobiernos subnacionales en una entrevista concedida a este Diario. Las reacciones de protesta por los comentarios y de malestar por el lento avance de la reconstrucción desde el interior del país no se hicieron esperar y, a los pocos días, el señor De la Flor anunció su renuncia.

“El principal obstáculo son las capacidades instaladas en los gobiernos regionales y locales que supuestamente iban a ser los socios en la reconstrucción”, dijo entonces el líder de la ARCC, para luego destacar algunos casos concretos de incapacidad. “No podemos permitirnos volver a perder cinco meses porque un gobierno regional no está en la capacidad siquiera de organizar un concurso básico para una infraestructura tan elemental como la rehabilitación de pistas”, apuntó.

Como era previsible, los comentarios no cayeron bien entre los aludidos y otras autoridades. Por ejemplo, el gobernador de Lambayeque y presidente de la Mancomunidad Regional Macrorregión Nororiente del Perú, Humberto Acuña Peralta, respondió: “Pablo de la Flor no puede culparnos a los gobiernos regionales de incapaces o de irresponsables de que la reconstrucción esté retrasada. Él no ha tenido la capacidad ni la voluntad para dialogar con las autoridades locales y regionales”. La bancada de Fuerza Popular y otras de la oposición aprovecharon también para cuestionar el trabajo de la ARCC y, de paso, al Ejecutivo.

Más allá del fondo, las declaraciones del señor De la Flor fueron quizá demasiado duras para un contexto institucional en el que la colaboración y la buena relación con las autoridades subnacionales son claves para el éxito de la ARCC. Después de todo, son estas las que deben ejecutar buena parte del presupuesto de reconstrucción y prevención. Los desencuentros y desavenencias entre organismos del Estado en este tipo de labores pueden ser inevitables, pero ventilarlos públicamente en términos como los empleados –en lugar de ejercer presión positiva– erosionan aun más la relación y terminan por quebrarla desde su lado más débil, como el señor De la Flor ha comprobado.

No por ello, sin embargo, se debe pasar por alto el fondo de la cuestión: el lento avance de las obras de reconstrucción y prevención en el norte del país. Si bien la responsabilidad es compartida, no son pocas las instancias en que las autoridades subnacionales han demostrado que la tarea puede quedarles grande. En Piura, por ejemplo, el gobierno regional anuló en setiembre licitaciones de rehabilitación adjudicadas a finales de agosto luego de que el Organismo Supervisor de Contrataciones del Estado (OSCE) y la Contraloría General de la República las cuestionaran por “irregularidades”. En La Libertad, cuatro expedientes técnicos de rehabilitación de tramos fueron observados por la contraloría y la licitación hecha por el gobierno regional fue anulada. Y si los gobiernos regionales tienen capacidades limitadas que causan graves retrasos, los problemas de este tipo se hacen mucho mayores en las municipalidades provinciales y distritales. En este punto, las necesidades de la reconstrucción se pueden aprovechar para iniciar un proceso nacional de suma de núcleos ejecutores a nivel municipal. A estas alturas queda claro que centralizar localmente las responsabilidades –para ganar escala y capacidad– es urgente en vez de tener miles de pequeños ejecutores municipales distribuidos a lo largo de todo el territorio nacional.

Edgar Quispe sería el nuevo director ejecutivo de la ARCC. Al ex viceministro de Promoción del Empleo y Capacitación Laboral le tocaría reparar las relaciones institucionales con los otros niveles del Estado y trabajar de la mano con ellos. Nadie dice que el camino será fácil, pero el primer paso debe ser volver a creer en que las entidades responsables de la reconstrucción deben trabajar como una sola fuerza.