1914
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Redacción EC

Se desliza, instala y desarrolla en nosotros, sin que nos apercibamos de ello hasta el momento en que síntomas, a veces ya graves, nos revelan la presencia del enemigo. Se debe entonces de estar vigilantes, seguir un régimen apropiado de alimentación y hacer suficiente ejercicio para que desaparezca hasta el último gramo del azúcar malhechor que es el indicio de la existencia de la diabetes en el organismo. Ojo con los calambres, con la disminución de la vista, con los forúnculos, heridas de larga duración. La traidora diabetes acecha.