1915: La vagancia en Lima

En nuestra capital el número de vagos es sorprendente. Basta pasar por algunas plazas de la ciudad a altas horas de la noche y se encontrará allí una gran cantidad de individuos cuyas caras no recordaremos haber visto jamás a la luz de sol, durmiendo plácidamente en los bancos y jardines. De vez en cuando la policía hace requisa de vagos y por pocos días están en los calabozos de las comisarías, pero después vuelven a su triste suerte. Es necesario que el municipio y el gobierno vean la forma de encontrar ayuda para estas personas.