Costos y beneficios, por Rogelio
Costos y beneficios, por Rogelio
Redacción EC

La ley que declara nuestro espacio aéreo como “el ” ha sido criticada desde diversos sectores, incluyendo algunos congresistas (¿no es que había sido aprobada por unanimidad?) y el propio San Pedro (“¿quiénes son estum zonzonazum que quierum quitarmum mi cielum?”, se le escuchó decir).

Las críticas parecen injustas. Si bien el análisis costo-beneficio que sustenta la ley se limita a decir que la norma “no irrogará gastos” y “resulta beneficiosa para resaltar la idea de patria, orgullo nacional e identidad”, lo escueto del análisis obedecería a la modestia legislativa de los proponentes, quienes no han querido resaltar beneficios económicos como los siguientes: 

1. Un par de leyes más como esta y nos ahorraremos el sueldo de varios parlamentarios luego de las elecciones del 2016. 

2. Siguiendo con el ahorro, al dedicarse a bautizar las nubes y otras actividades recreativas, nuestros parlamentarios se han ahorrado la fatiga de buscar consensos en materias más urgentes. Específicamente, es curioso cómo algunos pueden nombrar cielos en un santiamén, pero nombrar magistrados constitucionales les puede tomar años. 

3. Hasta antes de darse la ley, nos costaba creer que no había límites para las extravagancias del Congreso. En adelante nos ahorraremos ese costo. Ha quedado demostrado que, para excentricidades parlamentarias, ni el cielo es el límite.