Nadine: persecución implacable, por Sostiene Menéndez

Bien han hecho varios oficialistas en denunciar los más abyectos fines políticos como verdadera y única motivación para el reinicio de la investigación por presunto lavado de activos contra la presidenta del partido nacionalista, Nadine Heredia. En efecto, demasiado lío se ha hecho porque parientes le hayan dado dinero que habría sido usado –entre otros nobles propósitos– para comprar una casa, pagar con celeridad un crédito hipotecario, adquirir inmuebles y comprar una que otra inevitable joya.

¿Es tan raro que su hermano le haya depositado de tanto en tanto US$4 mil? Que no haya tenido empleo conocido y que aun así haya llegado a US$67 mil es prueba de un majestuoso esfuerzo que no debería ser fuente de desconfianza. Por la familia se saca de donde no se tiene. Motivo de orgullo es que su madre también haya ayudado a la chanchita familiar, con modestia y dentro de sus limitaciones, con unos pocos US$21 mil. Igual sucedió con el aporte de US$31 mil hecho por doña Esther Zúñiga, pariente de la esposa de su hermano, quien seguro es muy cercana al corazón de su familia política.

No hay, por lo demás, ninguna razón que deba avergonzar a Nadine Heredia por recibir ayuda, pues el anterior dinero nunca impidió que ella se dedicase a trabajar arduamente por sumar a las donaciones y alimentar a su familia también con el sudor de su frente. ¿O acaso nos hemos olvidado ya del billetito que ganó por el estudio sobre palma aceitera y el trabajo para Centros Capilares?