La OEA nos pisotea, por Rogelio
La OEA nos pisotea, por Rogelio
Redacción EC

Al referirnos hace una semana a la vacía y florida resolución de la OEA sobre la crisis venezolana, titulamos: “La OEA nos florea”. La posterior (y vergonzosa) censura a la parlamentaria llanera oposición, abre todo un nuevo abanico de rimas.

Por ejemplo, quienes relacionan los votos de apoyo a la censura con favores económicos chavistas, creen que la OEA se menea (por supuesto, al ritmo del sonero Maduro, el del hidrocarburo). Es más, tal es el desconcierto por el apasionado pro chavismo de la organización internacional, que sectores radicales incluso sostienen que la OEA va camino a la atarjea.

Pero, además, la OEA nos cachosea. O al menos eso pareció cuando, en la asamblea, el chavismo exigió que la sesión con Machado no sea pública y argumentó: “Con total transparencia, ¡[sesión] privada!”. Esta antinómica idea de transparencia chavista no solo provocó carcajadas generalizadas (sí, pese a la gravedad del conflicto, la OEA todavía chacotea), sino también demostró que, en la Venezuela actual, transparencia y disidencia no riman.

Coincidimos con muchas de estas posturas, pero la mejor explicación de lo que vimos la semana pasada parece más simple: la OEA cacarea. Roguemos ahora para que al chavismo no le baste con una OEA gallina para silenciar a Corina.