“Si las AFP estuvieran de verdad obteniendo utilidades extraordinarias, hace rato que habrían entrado otras a competir cobrando menores comisiones”.
“Si las AFP estuvieran de verdad obteniendo utilidades extraordinarias, hace rato que habrían entrado otras a competir cobrando menores comisiones”.
Iván Alonso

Recientemente el ministro de Economía, Carlos Oliva, ha secundado la propuesta que hiciera meses atrás Alejandro Arrieta, jefe de la , para convertir esta en una administradora de fondos de pensiones. El objetivo sería crear más competencia en un mercado supuestamente dominado por un oligopolio.

Convertir la ONP en una es la mitad de una buena idea; la otra mitad es privatizar esta última. De lo contrario, no sería un competidor efectivo. Sin la motivación del lucro de un accionista privado, la AFP estatal no tendría mayor interés en demostrar mejores rentabilidades para captar más afiliados. O, lo que sería peor, podría captar a todos los afiliados que quisiera mediante el simple expediente de ofrecer, en las subastas que se celebran cada dos años, administrar sus fondos prácticamente gratis (a costa de todos los peruanos) para drenar poco a poco el pozo de las administradoras privadas.

Si no hay intención de privatizar la nueva AFP, mejor sería cerrar la ONP y dejar que sus afiliados migren a las que ya existen. El gobierno no quiere tomar ese camino porque expondría el enorme déficit actuarial del sistema público de , es decir, la diferencia, en soles de hoy, entre sus obligaciones y sus ingresos futuros. Sin embargo, la conversión de la ONP en una AFP no libraría al gobierno de exponer ese déficit porque, a partir de ese momento, los aportes de los afiliados activos irían a sus cuentas individuales de capitalización y las pensiones de los jubilados tendrían que financiarse con transferencias del tesoro público.

¿De qué otra manera se puede aumentar la competencia en el mercado de fondos de pensiones? La creación de más AFP no parece ser la respuesta. El capital mínimo para abrir una nueva es de 500.000 soles, que no es gran cosa. Si las AFP estuvieran de verdad obteniendo utilidades extraordinarias, hace rato que habrían entrado otras a competir cobrando menores comisiones. Algunas lo han hecho, pero han terminado fusionándose u ocasionando fusiones entre las demás. Siempre se ha regresado a un mercado de cuatro AFP. Por algo será.

La competencia debería venir, más bien, de nuevas modalidades de ahorro para la jubilación, que no tengan que ser necesariamente administradas por una AFP. En Estados Unidos existen las cuentas individuales de jubilación (IRA en inglés) y los planes Keogh y 401(k), que permiten depositar ciertas cantidades en cuentas bancarias designadas a tal efecto, difiriendo el impuesto a la renta sobre esas cantidades hasta el momento en que se recibe la pensión. Darle ese tipo de alternativas a la gente, incluyendo a los trabajadores independientes, pondría a las AFP a competir con los bancos y otros administradores de fondos.

Para terminar, un aviso de servicio público: Se nos descarriló el tren del pensamiento la semana pasada cuando dijimos que servicios como los de los banqueros y abogados se contabilizan al costo en el PBI. Eso no es cierto porque tienen precios de mercado. No es, además, adonde queríamos llegar: a que la heterogeneidad de tales servicios –un préstamo no es igual a otro préstamo, un juicio no es igual a otro juicio– hace difícil la comparación intertemporal, como cuando queremos medir el crecimiento real de la producción. Felizmente, no se reporta ningún herido, más que el orgullo.