Los caminos de la vida, por Arturo Maldonado
Los caminos de la vida, por Arturo Maldonado
Arturo Maldonado

Hay imágenes que condensan la historia. En el Perú contemporáneo, Alberto Vergara compiló cuatro episodios registrados en video, como muestra de esta capacidad de las imágenes de capturar instantes más allá del instante. El video de Abimael Guzmán bailando Zorba el Griego, la imagen de Felipe Osterling ante un soldado que le impide el paso para regresar al Congreso clausurado, el registro subrepticio del intercambio entre Alberto Kouri y Vladimiro Montesinos, y el más reciente video promocional de la marca Perú. Particularmente, creo que hace unos días hemos presenciado otro de esos momentos que sintetiza parte de la historia del Perú reciente: la juramentación de Indira Huilca frente a Kenji Fujimori.

Los caminos de la vida muchas veces se empeñan en superar a la ficción. Hace unos años, en el 2013, Chile tuvo elecciones presidenciales donde Michelle Bachelet buscaba una nueva designación. Bachelet tuvo que ir al balotaje contra Evelyn Matthei, la representante del entonces gobierno. 

Bachelet y Matthei no eran desconocidas una para la otra, y menos sus padres. Alberto Bachelet y Fernando Matthei fueron amigos y vecinos en una base militar. Sus hijas compartieron los mismos espacios. Incluso hay una vieja fotografía de las pequeñas Michelle y Evelyn jugando juntas. El destino puso, sin embargo, a sus padres en bandos opuestos luego del golpe de Augusto Pinochet.

En un giro dramático de la historia, Fernando Matthei obtuvo un puesto importante en la Academia Militar, en cuyas instalaciones subterráneas, su antiguo amigo y vecino era torturado. Las lesiones condujeron a la muerte de Alberto Bachelet. Fernando Matthei indicó en su autobiografía que trató de mediar por su amigo ante la junta militar pero que le recomendaron no meterse. Para Matthei la prudencia fue más fuerte que el coraje. 

Años después, los caminos de la vida de sus hijas se cruzaron en la elección presidencial de Chile. De un lado, la hija de un militar asesinado por la dictadura pinochetista. Del otro, la hija de un colaborador de ese régimen. En aquella ocasión la victoria en las urnas fue para la hija del padre asesinado.

Pocos años después un escenario con ecos similares se repite en el Perú. En las últimas elecciones, el Frente Amplio, abanderado del antifujimorismo en el país, llevó entre sus filas como postulante al Congreso a una joven figura, hija de un dirigente sindical asesinado durante el gobierno de Alberto Fujimori. Indira Huilca tenía 4 años cuando asesinaron a su padre. Hoy casi 24 años después, la hija del dirigente sindical es congresista de la República. 

Hace unos días Huilca juró su cargo frente al congresista electo más votado, Kenji Fujimori, hijo predilecto de Alberto Fujimori. En su juramentación, Huilca mencionó a su padre, a las víctimas de La Cantuta y a las víctimas de la dictadura fujimorista. Todo frente al hijo del padre en cuyo régimen se permitieron estas atrocidades. 

Los actos simbólicos son importantes por la carga que encierran. Para Huilca, la juramentación no solo permitió evocar la memoria del padre sino que quizá fue un momento de justicia poética. Luego de esos momentos, sin embargo, la vida continúa su marcha por otros caminos. 

Indira Huilca es una joven representante encargada de esa renovación necesaria de la izquierda peruana y de tener una performance que le dé el aire suficiente al Frente Amplio para tentar mejores oportunidades en las elecciones del 2018 y del 2021. De otro lado, Kenji Fujimori es también un joven representante que aparentemente quiere tener una figuración mayor dentro de su partido y en la política nacional. Solo el futuro sabe qué rol cumplirá cada uno y en qué lado de la historia les tocará estar.

Este 13 de agosto todos a acompañar la marcha #NiUnaMenos