"Don Alberto", por Richard Webb
"Don Alberto", por Richard Webb
Richard Webb

RICHARD WEBB

Director del Instituto del Perú de la USMP

Don falleció hace unos días, a los 93 años, pero su vida y obra son parte del nuevo Perú. Geólogo, minero, empresario y hombre de familia, en cada faceta nos deja logros y ejemplos que marcan hitos en el camino hacia un país mejor. 

Su gran aspiración se expresa en la frase “minería, un agente integrador”, subtítulo de sus recientes memorias personales. Benavides de la Quintana era un convencido de que la minería puede y debe constituir un instrumento de integración nacional​, creando nuevas opciones para pueblos olvidados y limitados en sus opciones para el desarrollo. Esa visión fue para él un compromiso de vida, cimentado en los “valores esenciales” (integridad, respeto, lealtad, transparencia y solidaridad) en la empresa que creó, , los que cumplió sin alardear. 

Además de su ética, Benavides de la Quintana era un devoto de la ciencia. Doctor en Geología por la Universidad de Harvard, cultivó una estrecha relación con profesores y estudiantes, quienes hacían su trabajo de campo en Huancavelica, cuna de la primera mina de Buenaventura. Fue pionero en convocar antropólogos como consejeros en las relaciones con trabajadores y comunidades. 

Gran parte de su éxito empresarial se debe a ese esfuerzo por mantenerse siempre en la frontera del conocimiento. Buenaventura ha destacado por su capacidad técnica para el descubrimiento de yacimientos y para la innovación tecnológica, y su acervo de capital humano constituye un capital intangible que se refleja en un valor de bolsa muy por encima del valor contable de la empresa. 

Muchos consideran a la como enemiga del desarrollo rural, idea frontalmente opuesta a la visión de Benavides de la Quintana. ¿Cuál es el balance de la minería en Huancavelica y, en particular, en la provincia de Angaraes, donde opera su primera mina? Siempre inquieto, en octubre pasado Benavides de la Quintana me citó para pedirme una opinión. 

Una respuesta fácil sería comparar el avance de la provincia minera de Angaraes con el de la vecina Acobamba, donde no existe minería. Los primeros resultados de nuestra investigación muestran que en diez años ambas provincias han experimentado un desarrollo considerable. La agricultura creció más en , pero los ingresos familiares y los indicadores sociales crecieron ligeramente más en Angaraes. Acobamba se ha beneficiado de una mayor generosidad del gobierno central, pero la expansión de los caminos en Angaraes superó a la de Acobamba. 

Claramente, la minería ha sido un motor positivo para Angaraes, compensando las desventajas agrícolas de su accidentado territorio mediante el empleo en minería, el estímulo a otras actividades complementarias y una considerable obra social. La intervención de la empresa fue decisiva para que la electricidad generada en el Mantaro, que pasaba por encima directamente hacia la costa en cables de alta tensión, finalmente fuera aprovechada por la población de Huancavelica. 

La empresa apoyó en la construcción de dos carreteras principales de Angaraes, conectándola con Ayacucho y con la costa, en la llegada de dos universidades, y de programas de apoyo a la agricultura. Detrás de esa obra estaba la figura del siempre “don Alberto”, que recorría las alturas a loma de mula, compartiendo las comidas y casas de pobladores que lo recuerdan.