Economía y religión, por Carlos Adrianzén
Economía y religión, por Carlos Adrianzén
Carlos Adrianzén

¿Qué conexión existe entre lo religioso y el crecimiento económico? 

Vivimos en un país mayoritariamente católico, donde existe libertad de cultos y nos venden que aludir a creencias religiosas en nuestra vida política demuestra una falta de estatura ciudadana y configura un ejemplo irrefutable de ignorancia económica. 

No parecen haber comprendido siquiera las diferencias más elementales entre pensar libremente, conocer libremente o creer o no creer en algún ser superior, también libremente. Y es que la fidelidad intelectual de la Lima socialistona –hacia un número limitado de panfletos– resulta proverbial. 

Todo comienza con la sentencia que sostiene que “la religión es el opio de los pueblos”, frase de . Declaración según la cual un pueblo religioso estaría hundido. 

Así, una religión difundida sería toda una desgracia en materia económica, una fuente de todos los males y socia de todas las explotaciones. Pero ¿existe alguna evidencia real que contraste esta creencia? ¿Acaso el marxismo más diligente y disciplinado es solo una suerte de oscura religión movida por la envidia?

Enfoquémonos en estas interrogantes. Para ello los invito a revisar un artículo de hace unos 12 años por dos profesores de la , Robert J. Barro y Rachel M. McCleary, quienes se preguntaban si la religión (aproximada en términos de la asistencia a la Iglesia o la religiosidad) se asociaba con un mayor o menor crecimiento económico.

Los resultados para un grupo amplio de naciones no fueron sorprendentes. El crecimiento económico responde positivamente a lo extensivo de las creencias religiosas, vinculadas a lo correcto o incorrecto (cielo o infierno). 

Y responde negativamente a la asistencia farisea a una iglesia, sea esta una reunión progresista etiquetada como de liberación de los pobres, de defensa del medio ambiente o de lucha contra el salvaje

La discusión al respecto dista mucho de estar agotada. Aunque la evidencia señalada está ahí para quien no se contente con bajar la cabeza. Esta investigación es muy impertinente. Nos recuerda que nos engañaron. Que las naciones cuyo accionar económico refleja coherentemente sus creencias religiosas, progresan.