¿Hacia dónde va Ecuador?,  por Ian Vásquez
¿Hacia dónde va Ecuador?, por Ian Vásquez
Ian Vásquez

Todo Ecuador debe estar preocupado por el resultado oficial de las elecciones presidenciales del domingo. A pesar de creíbles denuncias de fraude, el candidato oficialista Lenín Moreno fue declarado el ganador por un margen pequeño. De respetar esa victoria, el país tendrá un presidente debilitado y un gobierno inestable. 

La oposición, liderada por el candidato Guillermo Lasso, acusa al gobierno de cometer una serie de irregularidades que le ha costado la presidencia. Por ejemplo, en la ciudad norteña de Ibarra, militares detuvieron a dos agentes de la Secretaría Nacional de Inteligencia que llevaban consigo papeletas electorales marcadas a favor de Moreno. Poco después, la fiscalía los dejó libres. Muchos ecuatorianos se preguntan: ¿Cuántos más agentes ejecutaron semejantes operaciones de manera desapercibida?

Las encuestas a boca de urna dieron otras razones por las que la oposición desconfía del resultado oficial. La encuestadora más respetada y antigua del país, Cedatos, reportó al finalizar el día electoral que Lasso recibió 53% del voto y Moreno el 47%, según sus mediciones. Las otras dos encuestadoras independientes dieron conteos y márgenes muy parecidos. Solo Perfiles de Opinión, consultora estrechamente ligada al movimiento político del presidente Correa, dio como ganador a Moreno. Llama la atención que el Consejo Nacional Electoral (CNE) anunció que el oficialista triunfó con 51% contra 49% de Lasso, casi idéntico a los porcentajes que arrojó la consultora ligada a Correa. Y eso a pesar de que esa empresa tiene un pobre récord como encuestadora (en elecciones anteriores siempre reportaba márgenes mucho más amplios que los que dictaban los electores).

Llama la atención también que, a diferencia de la primera vuelta, cuando demoró tres días en anunciar el resultado, el domingo la CNE lo anunció justo después de que cayera su sistema. Por eso, Lasso se quejó: “Pretenden decir que en veinte minutos se apagó el sistema, se quedó fuera de línea y luego aparecen escrutados del 20% al 90% de los votos”. Es más, la oposición ha mostrado evidencia de actas adulteradas en que los votos para Lasso fueron asignados a Moreno y viceversa. Para el lunes en la tarde, el partido de Lasso había verificado 21.000 copias de actas que daban a Lasso ganador por 51%. 

¿Será que se trata de un fraude del sistema electrónico de votación? Algo así parece haber ocurrido en el 2004 en un referéndum revocatorio en la Venezuela de Hugo Chávez. En esa votación electrónica, hubo muchas irregularidades, posibilidad de adulteración al sistema, y no hubo transparencia. A los miembros independientes del CNE venezolano no se les permitió participar de una auditoría y el oficialismo declaró la victoria. 

En Ecuador, el CNE no es independiente del Ejecutivo, ni tampoco transparente, y he allí el problema. La oposición no está aceptando el resultado electoral, por lo que, si queda Moreno, sufrirá una falta de legitimidad. De hecho, en el Estado ecuatoriano de Correa no existen contrapesos al Ejecutivo, pues el presidente lo controla todo –el Congreso, las cortes, el CNE, la policía, la empresa petrolera estatal, los medios estatales y buena parte de los “privados”, etc.–. 

Esa centralización del poder, tan propio del populismo, le quita en sí legitimidad democrática al gobierno. Y el mal manejo de la economía en los diez años de Correa –que han hundido al país en una recesión y una corrupción creciente, y en los que se dispararon el gasto y la deuda sin producir tasas de crecimiento o reducciones de pobreza mayores a las que lo precedieron– prácticamente garantiza la inestabilidad bajo un gobierno del mismo signo. 

Lea a Ian Vásquez ahora los martes en El Comercio.