"Los economistas de la comisión se darán cuenta de que esta regla, lejos de fomentar la formalización, va a inflar la informalidad".  (Ilustración: Giovanni Tazza)
"Los economistas de la comisión se darán cuenta de que esta regla, lejos de fomentar la formalización, va a inflar la informalidad". (Ilustración: Giovanni Tazza)
Ian Vásquez

Ahora que la corrupción se ha vuelto el problema que más preocupa a los peruanos y en un momento en que se ha planteado reformar el sistema laboral, es oportuno repasar cómo esos temas se relacionan con el enorme tamaño de la economía informal –el mejor indicador que evalúa qué tan mal se encuentran las políticas e instituciones del país–.

Dos recientes estudios del Banco Mundial nos ayudan con esa tarea. Recopilan datos globales y algunos nuevos conocimientos. Según el informe “Perspectivas económicas mundiales”, el sector informal representa el 70% de la fuerza laboral en las economías emergentes y en desarrollo, y un tercio de su PBI. El sector informal en el Perú representa solo el 18% del PBI y más del 70% de la fuerza laboral. Esas cifras confirman la muy baja productividad de la economía informal.

Otros indicadores relacionados a la alta informalidad son menor crecimiento, más pobreza y mayor desigualdad. La diferencia salarial entre el sector formal e informal es del 19% a escala global, y favorece al trabajador formal. El Banco Mundial indica que esta brecha salarial es especialmente grande en América Latina. Es más, la productividad de la empresa informal es una cuarta parte de la formal. Y, comparado a las compañías formales que no compiten con empresas informales, las formales que sí compiten con ellas son 24% menos productivas.

En promedio, la informalidad ha caído en los países en desarrollo desde 1990. Pero no todas las naciones lo han logrado a pesar de otros avances. El último “Informe sobre el desarrollo mundial” señala que desde 1999 la India, por ejemplo, se ha vuelto una potencia nuclear, ha vivido un ‘boom’ tecnológico y ha experimentado alto crecimiento, pero su sector informal sigue representando el 90% de la fuerza laboral. Últimamente, ese indicador ha aumentado en el Perú también.

La informalidad existe porque es muy costoso para buena parte de la población cumplir con los requisitos legales necesarios para participar en la economía formal. ¿Qué sugiere el Banco Mundial para enfrentar este sistema de apartheid legal y qué tiene que ver con la corrupción y el mercado laboral? En pocas palabras, recomienda reducir la sobrerregulación y los altos impuestos que elevan costos y empujan a la gente al sector informal.

En particular, el Banco Mundial aconseja bajar las tasas impositivas y simplificar los sistemas tributarios. Señala que en América Latina las tasas son altas comparadas al resto del mundo y contribuyen a la informalidad. Recomienda flexibilizar el mercado laboral al reducir los salarios mínimos y las barreras regulatorias para contratar y despedir a los trabajadores. Cita numerosos casos en que se ha reducido la informalidad a través de este tipo de reformas y cita mejoras institucionales tales como el fortalecimiento del sistema legal y menor corrupción.

Cuando la República de Georgia, por ejemplo, hizo reformas de mercado, redujo su sector informal y resultó en “mejoras significativas” en cuanto al Estado de derecho y la reducción de la corrupción. Dado que la evidencia muestra que a más libertad económica hay menos corrupción y menos informalidad, eso último no debe sorprender.

Pero, como bien lo demuestra América Latina, si no se reforman ciertas políticas, la informalidad y el atraso institucional que representan estarán para quedarse. La región tiene uno de los más rígidos mercados laborales del mundo. Flexibilizar el sistema laboral es, quizás, la reforma más importante que puede hacer el Perú y la región para reducir la informalidad, incrementar la productividad y combatir una fuente estatal más de desigualdad.