Ganó el lobby exportador, por Franco Giuffra
Ganó el lobby exportador, por Franco Giuffra
Franco Giuffra

El viernes de la semana pasada, el gobierno dio un paso atrás en la promoción y defensa de la economía de mercado. Nada decisivo en términos de magnitud o impacto, pero muy decidor respecto de las presiones a las que seguramente está sometido.

Mediante un decreto supremo, se dispuso que a partir del 1 de enero del 2017 el drawback subirá al 4%, un incremento desde el 3% actualmente vigente. Mala señal.

Como se sabe, a finales del 2014 el entonces ministro Alonso Segura fijó sanamente un esquema de reducción de este mecanismo de subsidio a los exportadores no tradicionales, desde la tasa de 5% a 4% en el 2015 y a 3% en el 2016. 

Ese punto de incremento restablecido ahora significa un regalo de la Sunat a los empresarios exportadores del orden de los 200 millones de soles anuales. Si usted paga impuestos, sepa que una parte de su plata va allí.

La excusa es que los exportadores recuperan así los impuestos que en su momento pagaron por importar insumos que luego, transformados en productos finales, venden al exterior.

Pero lo cierto es que no hay relación entre esos impuestos y lo que reciben como reintegro. Es una devolución pura y simple. Una camisa fina que se vende FOB a 10 dólares puede tener 50 centavos en botones importados que en su momento pagaron 5 centavos de arancel. No importa, la Sunat devolverá al exportador el 4% de lo que vende, es decir, 40 centavos por cada camisa. 

Entre los 5 centavos que se pagaron para importar los botones y los 40 que se le reintegran al exportador, hay una diferencia importante que es una renta mercantilista para un gremio que sabe presionar. Esto es un ejemplo simple. Los montos pueden ser muchísimo mayores, dependiendo del valor FOB de lo exportado. 

¿Por qué los contribuyentes tienen que dedicar su dinero a subsidiar un negocio en particular? Porque los exportadores están agremiados, tienen sus lobbistas, desfilan constantemente por los despachos ministeriales y saben presionar.

¿Y no se podrían usar esos 1.000 millones de soles, que se regalan anualmente por este mecanismo a los empresarios, para mejorar la emergencia del hospital Loayza o la del INEN? Claro, por supuesto. El problema es que los enfermos de esos hospitales no agasajan autoridades, no las invitan a sus cocteles, no les hacen eventos para que se luzcan como expositores. 

El plan de gobierno de PPK no tiene una sola palabra sobre incrementar el drawback. Por el contrario, la sección de comercio exterior es bastante buena y articulada. Razonablemente ortodoxa, digamos.

El que tiene no una sino dos palabras sobre este tema es don Eduardo Ferreyros, ministro de Comercio Exterior. La primera es del 9 de agosto cuando declaró a la prensa lo siguiente: “No creo que el drawback deba subirse [...] lo que tenemos que buscar es no ser competitivos por drawback [...] lo que tenemos que hacer es crear una competitividad real y no artificial, porque cuando comenzamos a dar incentivos que no son reales, eso se desmorona”.

No es claro si esto es un caso de transfuguismo mental y programático. Lo cierto es que trasluce ligereza en la conducción de la política de comercio exterior. Una lástima, porque don Eduardo llegó precedido por la fama de ser, como se dice ahora, un ministro de lujo. Ojalá no pierda el brillo.