Los que trabajaron

PARA SUSCRIPTORES: El rediseño del poder presidencial, por Juan Paredes Castro

La cita corresponde a mi amigo Roberto Pereira, aproximadamente en el minuto 32 de su argumento oral en defensa del presidente Martín Vizcarra, ante el Congreso de la República, el día en el que se discutió la moción de vacancia en su contra.

Rescato esta frase y su intencional énfasis para enumerar a quienes auténticamente laboraron para superar la enésima crisis política que sufrió el país, y a quienes holgazanearon en las horas capitales de nuestra democracia.

Los que trabajaron:

Roberto Pereira, quien en una magistral exposición hizo notar (para los que querían entender): los peligros de utilizar la vacancia presidencial a la ligera, la incoherencia constitucional que supondría consumir la figura para juzgar delitos distintos de los enumerados en el artículo 117 de la Carta Magna, así como la imposibilidad de licenciar a un mandatario sobre la base de hechos no comprobados.

Los constitucionalistas que sí habían investigado a profundidad el asunto de la vacancia, así como los abogados y periodistas que, como Pereira, se apoyaron en ellos para ayudar a formar la opinión pública. “Si he visto más lejos es porque estoy parado sobre los hombros de gigantes” (Isaac Newton).

Walter Martos. Nos enteramos la noche del viernes de que el primer ministro había conversado con tres líderes políticos para evitar la vacancia presidencial. De eso se trata la política: del diálogo y la posibilidad de conciliar posturas.

Los que no trabajaron:

Martín Vizcarra, quien continúa sin esclarecer –con una pizca de verosimilitud– cómo así un personaje bochornoso como Richard Cisneros pudo lograr contratos en el Gobierno de no ser por sus vínculos amicales. Tampoco ha desenredado el contenido de los audios, que parecen indicar un intento por ocultar –en confabulación con sus exasesoras– las visitas de Cisneros a Palacio de Gobierno. Si hubiera sido más transparente, quizá nos hubiéramos ahorrado este penoso trance.

Walter Martos (otra vez) y Ana Neyra. Un externo puede oponerse a la vacancia y, aun así, pedir que la fiscalía investigue a Vizcarra y sus acólitos. Pero sus principales colaboradores no pueden darse ese lujo, menos aún si actúan como sus escuderos. O los ministros piden explicaciones públicas satisfactorias al jefe del Estado, o se convierten en sus cómodos y silenciosos cómplices.

Congresistas como Céspedes (Frepap) y Urresti (Podemos Perú), que repitieron durante el “debate” de la vacancia un discurso preparado, ignorando la defensa de Vizcarra; o como Mesía (Fuerza Popular) y Chehade (APP), que confundían a la institución de la vacancia con un juicio político. Urresti y Chehade, además, hicieron gala de su homofobia y discriminación.

Los malabaristas de la Constitución, indescifrablemente caseritos de programas televisivos, que contorsionaron su interpretación a gusto del cliente o de su afinidad política. Ya no estudian, ya no escriben y, al parecer, ya ni leen.

Marianella Ledesma (y, ojalá que no, sus colegas del Tribunal Constitucional), a quien le bastó que un líder político diga (con voz de Chapulín Colorado) “no lo vaco” para concluir, entonces, que no había riesgo de vacancia. Flácido análisis para la procedencia de una medida cautelar en un asunto de cardinal trascendencia.

Los medios periodísticos (o que dicen llamarse tales), que difundieron los audios de la exasesora presidencial Karem Roca sin corroboración previa del contenido, investigación ni contexto. Las conversaciones privadas solo deben difundirse, por excepción, cuando existe interés público. Ello demanda un filtro periodístico ineludible.

Victor Hugo decía que el trabajo endulza siempre la vida, pero parece que algunos tienen alergia al azúcar.