Oh, Curgos querido, por Richard Webb
Oh, Curgos querido, por Richard Webb
Richard Webb

La verdadera solidaridad empieza por vernos las caras. No basta mandar un cheque. 

Una forma de empezar puede ser con el nuevo ránking oficial de los distritos según su nivel de pobreza. De los 1.854 distritos en el país, el más necesitado sería , en la sierra de La Libertad. El , entonces, se propuso conocer Curgos.

Antes de tomar el bus, se consultó en Internet, empezando con Wikipedia. De entrada, la página dio la impresión de tener más cariño regionalista que apego a la realidad. El distrito –decía– es “el más progresista de la provincia [...] y siendo tan joven ha alcanzado a desarrollarse tanto económica como culturalmente”. Su población “es cada vez más consciente de la importancia de la educación [...] y muchos egresados son ingenieros, profesionales y técnicos”. Además, Curgos tendría la mejor papa de la región. Todo esto se explicaría porque el acceso desde Huamachuco es rápido y porque Curgos dispone de electricidad, televisión, teléfono, hotel, estación de radio, losas deportivas y lugares turísticos. Otras páginas, como “Oh, Curgos querido” y “Viva la juventud de Curgos”, derramaban el mismo entusiasmo, mientras que Facebook se ocupa de una maratón interdistrital, desplegando fotos de jóvenes atletas nada famélicos en plena carrera, y del campeonato de fútbol intercaseríos, con una foto del equipo Superamigos, resplandeciente en uniformes nuevos. Especialmente llamativa es la página del caserío El Edén, donde el municipio provincial ha aprovechado las aguas termales para crear un centro turístico. 

Finalmente, llegados a Curgos, diversas impresiones reforzaron el optimismo que respiran las páginas de Internet. Se descubre una asociación de treinta choferes que ofrece servicio colectivo a Huamachuco. Cada carro sale cuando tiene seis pasajeros, cobrando cuatro soles por pasajero para un viaje de 35 minutos. En el pueblo se cuentan cuatro boticas y el doble de bodegas, un centro de salud donado por la minera Barrick, un hotel y un camión de basura. De noche, la electrificación ahora permite una sorprendente actividad, incluido un bar-discoteca que es probable consecuencia de la cercana actividad minera cuyos salarios superan el mínimo legal limeño. Así, un joven chofer de maquinaria pesada recibe 1.500 soles. Los miércoles se realiza una feria adonde llegan productos de todo el distrito. Además, Curgos se jacta de varios premios en la reciente XVI Feria Provincial Agropecuaria, Agroindustrial, Gastronómica y Artesanal.

Sin embargo, una mayoría de curguesinos no vive en su capital, sino en anexos y caseríos desparramados por la campiña, dedicados a sus pequeñas chacras. Recorriendo el campo, los investigadores de Cuánto observaron una gran presencia de celulares, televisores, caminos e instalaciones eléctricas. Pero pocos tienen agua potable o saneamiento, carencia que explicaría la alta incidencia de enfermedades gastrointestinales, anemia, desnutrición y mortalidad infantil.

De regreso en Lima, Cuánto buscó datos para entender las sorpresas del viaje. Así, el censo agropecuario revela la repentina movilidad del campesino. Antes, 20% de los agricultores complementaban sus ingresos trasladándose a otros trabajos temporales. Gracias a la nueva movilidad, la proporción ahora es 50%. Además, el agricultor se tecnifica: la mayoría ahora vacuna sus animales y la mitad usa fumigadoras. La presencia de programas sociales es fuerte: Juntos apoya a tres de cuatro familias, a casi todo anciano y Qali Warma llega a todas las escuelas. También habría solidaridad familiar teniendo en cuenta que uno de cada cuatro curguesinos vive afuera del distrito.

Asistencialismo y mercado tienen presencia activa en Curgos, pero también la fuerza de la aspiración, tanto que el visitante que busca ayudar regresa con más de lo que llevó.