El denominado "Gabinete de la reconciliación" bajo el análisis. (Foto: Presidencia de la República)
El denominado "Gabinete de la reconciliación" bajo el análisis. (Foto: Presidencia de la República)
Enzo Defilippi

“Con diálogo fructífero se logró un acuerdo en beneficio de los productores de papa del país. comprarán sus excedentes de producción. Y se instalará una mesa técnica para atender las demandas de este sector. #MinistrosConElPueblo”. Con este tuit, el presidente Kuczynski anunció la decisión de su gobierno de adquirir parte de la producción nacional de papa con el dinero de las regalías mineras, y así acabar con las protestas y el bloqueo de carreteras impuesto por los productores. Cabe señalar que, en circunstancias ordinarias, las regalías mineras solo pueden ser usadas para financiar, formular o mantener proyectos de inversión pública. Desde un punto de vista económico, no se puede justificar su desvío para la compra de excedentes de producción. 

El ministro de Agricultura niega que se trate de populismo. Dice que es una “medida de emergencia, coyuntural, totalmente de corto plazo, que no debería repetirse”. Si fuese así, la verdad, no deberíamos inquietarnos demasiado. Quienes hemos tenido responsabilidades de gobierno sabemos que, en ciertas ocasiones, para llegar a un destino es necesario desviarse temporalmente del camino trazado. El problema es que, poniendo la actuación del Gobierno en perspectiva, el riesgo de que los desvíos sean tan frecuentes que se pierda de vista el camino es creciente y preocupante. 

Hace unas semanas, por ejemplo, los productores de arroz hicieron un paro nacional. ¿Cómo culminó? Al igual que con los productores de papa, con el Gobierno cediendo. Se les prometió introducir un arancel sin importar el perjuicio al resto de peruanos, quienes nos veremos obligados a pagar precios más altos que la cotización internacional (ello, en un país que aún muestra inaceptables niveles de desnutrición y anemia). Y hace pocos días, el ministro de Educación reveló que prácticamente todos los docentes de educación inicial (el 99,7%) habían aprobado la evaluación de desempeño. Una clara muestra de que, ante la perspectiva de otra huelga como la del año pasado, el Gobierno prefiere sacrificar la reforma educativa y, con ella, el futuro de nuestros niños. 

Papa, arroz, maestros. Tres conflictos, una misma fórmula: ceder sin importar el largo plazo. Difícil creer en la firmeza de las (bienintencionadas, sin duda) declaraciones del ministro de Agricultura cuando, en los hechos, el Gobierno decanta hacia el populismo cada vez que se le presiona.  

Esta actitud es preocupante si se toma en cuenta que, en el caso de los productores de arroz y papa, la fuente de su descontento es el bajo rendimiento de su producción, problema que no se solucionará antes de la siguiente cosecha. ¿Cómo se podrá evitar tener que subir aranceles y mal usar el dinero destinado a financiar la inversión pública (que tanta falta hace en esas regiones)? ¿Cómo podrá negarse el Gobierno a ceder a lo que le exijan estos o cualquier otro grupo organizado de productores? 

En un contexto en el que la credibilidad presidencial está por los suelos y no se prevé una recuperación, temo que lo que pueda significar el hashtag #MinistrosConElPueblo sea el inicio de un sostenido descenso hacia el populismo. Para un gobierno cada vez más débil y como hemos visto, dispuesto a cualquier cosa por sobrevivir, esa puede ser la única forma de hacerlo. A expensas del bienestar del país.