Alejandra Costa


Desvestir a varios santos para vestirse a sí mismo. Eso podríamos decir que ha hecho el Congreso durante el debate del proyecto de ley de presupuesto para el 2025 que le envió el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) en agosto y que el pleno aprobó el sábado poco más de media hora antes de que se le terminara el plazo.

Empecemos por lo positivo, porque es más breve. El Parlamento ha respetado, por primera vez en muchos años, la voluntad del MEF de destinar una gran cantidad de recursos a la reserva de contingencia, ese guardadito del Tesoro Público que se separa para afrontar gastos imprevistos el próximo año.

La ya aprobada ley destina más de S/6.876 millones a este fin, dinero que en los últimos años el Congreso solía repartir entre varios sectores, pero que, principalmente, usaba como fuente de recursos para incrementar su propio presupuesto.

¿Podemos festejar este año entonces que el Parlamento fue sensato y decidió que los recursos que podrá gastar en el 2025 se incrementen frente al 2024 en similar proporción al del presupuesto total; es decir, 4,6%?

No seamos ilusos. El MEF había propuesto asignarle poco más de S/822 millones, pero los parlamentarios aprobaron agrandar esta cifra un 67%, a más de S/1.375 millones.

Esta ampliación de más de S/553 millones es en comparación con la propuesta del MEF, pero, si tomamos el presupuesto que el Congreso se aprobó a sí mismo para el 2024, veremos que el incremento llega a más del 31%.

No hay ningún otro sector tan ‘suertudo’, porque ya sabemos que quien parte y reparte se lleva la mejor parte. En comparación con la propuesta del Ejecutivo, el siguiente sector que goza del mayor aumento presupuestal es defensa (7,2%) y el tercero, orden público y seguridad (5,3%).

¿A qué sectores se les ha quitado dinero para aumentar el presupuesto parlamentario? Si alguien dudaba del desdén del Legislativo por la educación y por el acceso a agua y desagüe, basta mirar que han tomado S/1.200 millones de los recursos que el MEF buscaba destinar a educación y otros S/879 millones que proponía asignar a saneamiento para llenar sus propias arcas.

Lo más grave, sin embargo, es que los parlamentarios se están acostumbrando a aprobar la ley de presupuesto sin que se publiquen antes los anexos que permiten analizar este tipo de detalles. Lo ideal sería no tener que llorar sobre la leche ya repartida, sino que todos tengamos la oportunidad de criticar las ansias de recursos del Parlamento de manera más oportuna.


*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Alejandra Costa es curadora de Economía de Comité

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