¿Segundo debut?, por Enzo Defilippi
¿Segundo debut?, por Enzo Defilippi
Enzo Defilippi

En estos días de huaicos e inundaciones, mucha gente está reconociendo el esfuerzo que viene desplegando el  para asistir a los damnificados. Eso está bien. Si hay algo que no se debe ser en momentos de desgracia es mezquino con quienes ponen el hombro para mitigar un sufrimiento que bien podría ser el nuestro. 

Hay quienes se preguntan si el aumento de popularidad que significa este apoyo puede ser una nueva oportunidad para el gobierno. Un “segundo debut” que le permita remontar la sostenida caída en popularidad que venimos observando desde hace meses.

Yo no lo creo. Si bien coincido con quienes piensan que el gobierno viene desempeñándose razonablemente bien frente al desastre, no creo que alcance para un repunte permanente. Básicamente, porque como dicen que dijo Einstein, es de locos esperar resultados diferentes cuando se sigue haciendo lo mismo. Y nada ha cambiado entre las razones que explican la caída de aprobación.

En efecto, al presidente y su entorno le siguen faltando operadores políticos, figuras que logren consensos suficientes para sacar adelante reformas importantes. Su bancada sigue siendo poco numerosa y, como hemos visto, no muy dispuesta a pelear las batallas que el Ejecutivo decide luchar. Son situaciones que no van a cambiar por un aumento temporal en los niveles de popularidad.

La actitud al interior del gobierno tampoco parece haber cambiado para aprovechar la coyuntura. Por ejemplo, se siguen comunicando al público decisiones que aún no se terminan de tomar, como la de nombrar un “zar” que dirija las labores de reconstrucción. Ahora resulta que no habrá “zar” sino que será la PCM la encargada de ello. ¿Cuál era la necesidad de adelantarse? ¿No era suficiente decir “en este momento estamos abocados a asistir a nuestros hermanos y cuando tengamos tiempo para discutirlo tomaremos una decisión y se la comunicaremos”? Yo creería que sí.

Ahora, lo del “zar” de la reconstrucción hubiese podido ser una salida política decorosa para el ministro Martín Vizcarra, con la que se le hubiese evitado el mal rato y desgaste que implica ser interpelado por la adenda del aeropuerto de Chinchero (en la que no tiene cómo salir bien parado), al mismo tiempo que se le designa para una labor de alto perfil compatible con su cargo de vicepresidente de la República. Pero la falta de reflejos políticos es otra de las carencias que el gobierno parece no saber cómo remediar, aun cuando hubiesen sido especialmente útiles en estos días en los que los medios nos muestran a los ministros trabajando arduamente.

Otro factor que le juega en contra al Ejecutivo es la escasísima capacidad de gestión de las municipalidades y gobiernos regionales, las que tendrán que ejecutar parte de las labores de reconstrucción. Si bien esto no es su responsabilidad, a la gente le importa poco a la hora de culpar a alguien por lo que no se hace, se hace mal, o cuando desaparece el dinero para hacerlo.  

Si el gobierno realmente quisiera un segundo debut, este sería el mejor momento para tenerlo. Pero ello requeriría, al menos, cambios en el elenco y en el guion, y al presidente no se le ve con muchas ganas de hacerlos.