Alejandra Costa

Nos hemos acostumbrado a mirar el para tratar de entender qué está pasando en la mente de los inversionistas respecto a la situación política en el país. Esta aparente correlación se ha asentado más en nuestras mentes por el recuerdo de la fuerte alza del dólar por el riesgo de que Pedro Castillo ganara las elecciones del 2021 y su subida a máximos niveles históricos a finales de setiembre debido a la fuga de capitales en dólares durante los primeros meses de su gobierno.

Estos traumas crean la tentación de creer que el gobierno de Dina Boluarte es responsable de la actual caída del tipo de cambio a su menor nivel desde abril del año pasado, valores que también son similares a los de los días previos a los resultados de la primera vuelta del 2021.

Sin embargo, esto está lejos de la realidad. Es innegable que hoy se respira un ambiente menos hostil para la inversión, pero la incertidumbre política en el país permanece y se refleja en las aún pesimistas expectativas empresariales.

Así como la caída del tipo de cambio en abril del 2022, cuando aún gobernaba Castillo, el retroceso del hasta los S/3,66 esta semana se explica, principalmente, por varios factores externos.

Entre estos figura el precio del cobre que, pese a sus retrocesos de los últimos días, se mantiene en un nivel parecido al que se registraba hace poco más de un año, cuando el dólar bajó a S/3,63.

Otro factor externo es la política monetaria en los Estados Unidos. Todo indica que la Reserva Federal no solo estaría llegando al fin de su ciclo de alza de tasas –que atrae capitales a ese país–, sino que podría empezar a reducirlas, lo que fomenta que los capitales en dólares aterricen en América Latina.

Y esto último es importante. A diferencia de lo que sucedió en el 2021, cuando el dólar solo subía en el Perú, otras monedas como el peso chileno, el colombiano y el mexicano también se están fortaleciendo frente al dólar en lo que va del año, pese a que en algunos de esos países los niveles de incertidumbre son incluso mayores que en el Perú.

Por supuesto que no hay que minimizar la importancia de la relativa tranquilidad que se respira hoy en el país, pero es relevante entender que esa percibida calma solo sirve para que puedan tener efecto nuestras fortalezas macroeconómicas, como los altísimos niveles de reservas internacionales netas que mantiene el Banco Central de Reserva y que se acercan a los US$76.000 millones.

Y debemos agradecer estas fortalezas que permiten que históricamente el sol sea una de las monedas más estables de la región, especialmente cuando vemos los problemas que hoy enfrentan Bolivia o Argentina debido a sus pésimas políticas fiscales y monetarias, pero sin confiarnos en que la tormenta que constantemente genera la política es cosa del pasado.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Alejandra Costa es curadora de Economía del Comité de Lectura