¿Y si anexamos el Callao a Lima?, por Fernando Vivas
¿Y si anexamos el Callao a Lima?, por Fernando Vivas
Fernando Vivas

No estoy bromeando. La autonomía chalaca ha dado malos resultados para el Callao, para Lima y para el Perú. Con su condición de provincia constitucional (o sea, provincia con rango de región); ha tenido menos controles para infestarse de mafias que manejan el paso de la droga y cobran cupos a su relativa bonanza económica. Sus principales políticos, desde el entronamiento de Chim Pum Callao dos décadas atrás, decidieron aliarse a los malos y eso le ha dado al puerto orden y eficiencia en la corrupción.

A Lima le ha crecido una amenaza extorsiva para su progreso y formalidad. Miren nomás el caso de la reforma del transporte. ¿Rfecuerdan cuando la vecina provincia de Huarochiri daba licencias de rutas que caotizaban Lima? Bueno, Luis Castañeda, en su incipiente reforma del transporte, logró que el Poder Judicial librara a la capital de esa lacra; pero una vez que Susana Villarán quiso dar un paso adelante en la reforma instaurando corredores, la oposición al cambio se ha articulado desde el Callao. ¡Y el hoy reo Alex Kouri quiso ser alcalde de Lima, qué miedo! 

Vamos, la lógica política de muchas mafias que quieren atacar la principal plaza del país, que es Lima, ha sido cooptar, con aliados políticos formales, regiones adyacentes desde donde asaltar a la capital y al país. El plan de convertir a San Juan de Lurigancho en provincia, que ya contaba con la venia de Alan García, entrañaba ese peligro. ¿Y el vecino Áncash de César Álvarez, abriendo sus brazos a zamarros tan disímiles como Rodolfo Orellana o Martín Belaunde Lossio, acaso no fue una bocanada de esa ambición maligna? 

El Callao, aunque su autonomía se debió a peculiares intereses de Ramón Castilla al develar una rebelión en 1857, degeneró en las últimas décadas en perversa autorregulación y convivencia de política y crimen. En el puerto no solo se ha erizado la inseguridad, pues las mafias y sus ajustes de cuentas han desbordado a sus aliados políticos –al punto que la región se declaró en emergencia entre el 2015 y el 2016–, sino que se han establecido pautas infecciosas, malas señales para el país. En el Callao, por ejemplo, hay extrañas colaboraciones entre las autoridades locales y las fuerzas del orden que, en lugar de servir a la lucha contra la inseguridad, podría comprometerla.

Por todo esto, algunos políticos están sugiriendo que el Gobierno Central intervenga la región; lo que podría ser una medida coyuntural de polémica aplicación. Propongo debatir una medida de mayor aliento y más legítima que esa, pues tendría que pasar necesariamente por la autodeterminación de chalacos y limeños en un referéndum: fusionar Lima y Callao en una sola región metropolitana.