"Parece que, en este país, las diferencias de clase lucen irreconciliables". (Composición: El Comercio)
"Parece que, en este país, las diferencias de clase lucen irreconciliables". (Composición: El Comercio)
Carlos Meléndez

La encuesta que realizara Ipsos para El Comercio entre el 27 y el 28 de diciembre pasado develó que el 56% de peruanos aprobaba el indulto a Alberto Fujimori. El porcentaje era casi idéntico cuando a la pregunta se agregaban “razones humanitarias” –fraseo incluido desde mayo último–. Datos anteriores mostraban incluso mayor apoyo a dicha exención: en mayo del 2017 el 59% de peruanos favorecía el indulto, mientras setiembre registraba el respaldo más alto con 65%. Estos datos inquirían sobre una situación hipotética, por lo que no son comparables con el registro posterior al indulto. Solo este último permite evaluar tendencias de simpatía popular por la polémica gracia presidencial.  

Si desagregamos los datos de la encuesta posterior a la decisión presidencial, por variables sociodemográficas podemos explorar las bases sociales del indulto. El apoyo de las mujeres es notoriamente mayor (59,1%) que el de los hombres (48,9%), y entre quienes tienen los niveles de ingreso más bajos. En los NSE D y E, el apoyo al indulto se incrementa al 58% y 59% respectivamente. Es en el NSE B donde el apoyo cae a su nivel más bajo: 44%. En el NSE A, el respaldo a la gracia presidencial es inferior al promedio nacional (52%). Si vemos la distribución por regiones, no sorprende que en el sur radical la gracia causara poco entusiasmo, siendo respaldada por un 40% de encuestados. En el oriente, en cambio, es respaldada por un 60%. En las demás regiones, incluyendo Lima, el nivel de solidaridad con dicho perdón ronda el promedio nacional. Así, el apoyo al indulto se perfila más probable entre mujeres de bajos ingresos, sector que ha sido consistentemente el perfil del votante fujimorista. Un dato adicional interesante es que las diferencias de edad no están relacionadas con el apoyo a la liberación de Fujimori.  

A propósito del fujimorismo, los hermanos que se disputan la herencia de este sector político reproducen su perfil sociodemográfico tradicional. La aprobación a Keiko FujimorKenji Fujimori, con 33% de apoyo nacional, tiene un perfil de simpatizantes similar: mujeres de niveles de ingreso bajo. Cuenta con más apoyo que su hermana en el norte y el centro del país, pero el sur le es más cruel (16,8%).  

Llama la atención el contraste entre las fuerzas de apoyo del gobierno respecto a las del fujimorismo. La aprobación del presidente Kuczynski –en este sondeo es del 25%– crece conforme aumenta el nivel de ingreso del encuestado, independientemente del sexo y la procedencia geográfica. Precisamente porque las preferencias a favor del gobierno y del fujimorismo guardan relación con los niveles de ingreso de los peruanos es que la polarización política arrecia. Así parece que, en este país, las diferencias de clase lucen irreconciliables.