El encendido del pebetero en los Juegos Panamericanos Lima 2019. (Foto: AFP)
El encendido del pebetero en los Juegos Panamericanos Lima 2019. (Foto: AFP)
Rolando Arellano C.

Los de Lima 2019 están señalando un antes y un después para el , mostrando cambios inmensos y marcando la pauta de lo bueno que vendrá, si aprovechamos la oportunidad. Veamos.

Para empezar, los Juegos Panamericanos muestran que ya se acabó para el Perú la imagen del país con terrorismo e inseguridad que nos persiguió durante tantos años. Y que si aquí sabíamos bien que eso había terminado, hoy tenemos la certeza de que el mundo ya no nos relaciona con esas circunstancias. Más aun, si muchos ciudadanos nos seguían viendo como el país rural de ruinas y simpáticos campesinos, hoy la difusión mundial de los Juegos les mostrará que somos el país de Machu Picchu, pero también el de las piscinas olímpicas y estadios de última generación. Un antes y un después para nuestra imagen internacional.

Por otra parte, la inauguración fue un ejemplo de orgullo por lo peruano, contrastando con esa tendencia supuestamente tan arraigada aquí de preferir lo extranjero sobre lo nacional. El mostrar nuestro folclor, gastronomía, textiles y diversidad cultural de una manera tan moderna dio el mensaje de que podemos hacer maravillas con nuestro rico pasado y la tecnología del futuro. Y si siempre debimos usar todos nuestros recursos para sobrevivir, hoy ya podemos hacer cosas más valiosas y menos urgentes. El invertir en deportes y en la imagen del país no nos dará de comer mejor hoy, pero hará que nuestros hijos tengan un mejor futuro. Un antes y un después para nuestras prioridades.

Y si durante mucho tiempo nos hemos quejado de que los peruanos somos incapaces de colaborar de manera desinteresada con los otros, estos Juegos nos han mostrado a decenas de miles de jóvenes participando de manera voluntaria en los eventos, escogidos entre muchas más decenas de miles de candidatos. Además, si antes nuestro orgullo se basaba en los éxitos de determinados artistas, chefs o deportistas, hoy tenemos razones para felicitarnos por algo que es de todos los peruanos. Antes y después para la solidaridad y el orgullo ciudadano.

Pero, por encima de todo, si hasta ayer nos bastaba con que las cosas salgan “más o menos bien”, el espectáculo de la inauguración fue un ejemplo, y esperamos una exigencia a futuro para todo lo que hacemos, de que el Perú puede hacer las cosas de manera impecable. Y, mostraron también que, a pesar de los pesimistas de siempre, que se oponían a los Juegos, la determinación da grandes frutos. Un antes y un después para nuestra manera de actuar y de hacer nuestras tareas.

Tremendos cambios que debemos aprovechar y profundizar. Y que debemos agradecer el gran trabajo de Carlos Neuhaus y su equipo. Que tengan una excelente semana.