¿No te lo dije?, por Rolando Arellano C.

Luego de la noticia del crecimiento de 1,8% en enero, sin duda escucharemos muchos “¿no te lo dije?”, de parte de quienes decían que las cosas en el país estaban mal y se pondrían peor. Y luego harán más anuncios negativos, que se corroborarán también después en los hechos, ahondando la crisis anunciada. Así estarán repitiendo un evento antiquísimo en el mundo: el de la profecía autocumplida. Y quienes sigan sus pronósticos ayudarán a que los males que ellos anuncian se profundicen.

En la tragedia de Sófocles “Edipo rey”, al nacer Edipo, su padre Layo, rey de Tebas, manda a un sirviente a matarlo, pues el oráculo de Delfos le dijo que su hijo algún día  lo asesinará y se casará con su madre. El sirviente se apiada del niño y en lugar de acabar con él lo envía lejos del reino. Años después Edipo regresa a Tebas y, por diversas razones, termina matando a Layo y casándose con Yocasta, sin saber que eran sus padres.  

¿Se podía esperar más crecimiento en el Perú en enero de este año, luego de que los oráculos nos inundaran con dudas sobre nuestro futuro? ¿Si en lugar de decir un crecimiento más lento, lo expresaban como un retroceso? ¿Qué otro resultado podría darse, si políticos, comentaristas, amigos y nosotros mismos nos cegamos por lo negativo y dejamos de lado todas las noticias positivas sobre el país, el que más crecerá en la región, el de menor inflación, el más interesante para invertir o el que más ha reducido la pobreza? 

¿Cuál es entonces la causa de mis menores ventas?, pregunta el empresario. Ciertamente hay compañías con problemas, como las mineras por el precio de los metales, y los importadores, por un dólar más caro, pero eso no explica las menores ventas de autos o departamentos, pues la economía crece menos, pero no se achica. ¿No será por culpa del gobierno?, dirían. Sin duda creceríamos más si este destrabara los trámites e invirtiera mejor, pero siempre ha sido así. 

La explicación más bien está, en primer término, en la mayor competencia, que hace que la torta del consumo se divida entre más sectores y empresas (exigiendo, contrariamente a lo que se hace hoy,  más proactividad y menos retraimiento). Y, en segundo lugar, en la crisis de expectativas de los inversionistas, quienes, asustados por el ruido negativo que escuchan por doquier, detienen sus proyectos y generan un círculo vicioso mayor. Si no se construyen departamentos, no se vende cemento, fierro ni hipotecas, y sus proveedores, y los trabajadores de estos,  disminuyen su ingreso, y no compran departamentos. ¿No te lo dije? 

¿Quién causó la tragedia de Edipo? Muchos dirán que fue el oráculo, pues, al dar su profecía,  generó los hechos. Otros, y yo me incluyo, piensan que el responsable fue Layo, por creerle a un oráculo que le recomienda matar a su hijo. Y por ello creemos que la crisis la siembran quienes predicen o difunden solo problemas, pero que los culpables de que esta crisis se haga efectiva en el Perú serán quienes les creen sin analizar sus argumentos.   

Ojalá los empresarios reflexionen sobre el error que cometen al retraerse en lugar de avanzar, hoy que las oportunidades siguen siendo mayores que los problemas. Y ojalá no seamos nosotros quienes, al ver ahondarse una crisis sin sentido, tengamos que decirles luego: ¿No te lo dije?