Doble estándar, por Fritz Du Bois
Doble estándar, por Fritz Du Bois
Redacción EC

Como el filme de los 40 en el cual Barbara Stanwyck asesina al marido para cobrar doble indemnización, el gobierno se quiere involucrar por la puerta falsa en un asunto entre privados para tratar indebidamente de ganarse algo. Pero al hacerlo está aplicando un doble estándar que es un escándalo.

Así tenemos que un ex primer ministro que sigue en la planilla del Estado como embajador ante la en Washington ha decidido abiertamente apoyar a un grupo editorial en una demanda judicial que este ha iniciado. La disputa en cuestión involucra la asociación de dos grupos –uno de los cuales, el litigante, intentó comprar pero fue rechazado–, y para tratar de justificar la intervención gubernamental en un lío entre empresarios el ex primer ministro dice que está en riesgo ‘la libertad de expresión’, lo cual evidentemente no hubiera sido el caso si el amigo del gobierno hubiera sido exitoso en su intento por comprarlo.

Más aun, el funcionario en cuestión está planteando recurrir a la de modo anticipado, antes de que el tema haya sido siquiera dilucidado en primera instancia, dándole una bofetada de desconfianza al Poder Judicial peruano. Todo ello con la intención de forzar el resultado.

En ese contexto de clara injerencia, se imagina, estimado lector, cuál sería la situación si el ex primer ministro de un gobierno pro inversión privada se involucraba a favor de una de las partes en una disputa de negocios apoyado por una ONG que, en ese hipotético caso, podría haber sido la o cualquier otro gremio de empresarios. Uno puede fácilmente imaginarse los gritos denunciando conflicto de interés que se hubieran escuchado proviniendo de quienes siempre se desgarran las vestiduras en el supuesto nombre del interés público, pero que en esta ocasión se quedan sospechosamente callados.

Incluso tanto ellos como el gobierno en el doble estándar que vienen aplicando parecen partidarios del general Benavides, quien ‘a los amigos les daba todo, al resto le aplicaba la ley’. Solo queda esperar que la justicia no se deje influenciar por tan escandalosa interferencia de quienes usan los recursos del Estado Peruano para fines partidarios.

Por otro lado, la utilización proselitista del presupuesto está evidentemente detrás de la férrea defensa que está llevando a cabo el oficialismo de los casi tres mil gobernadores que no tienen función real en el Estado, excepto el de realizar actividades partidarias para quienes nos están gobernando. De hecho como la posición de la anterior encargada, la famosa Dacia, era insostenible pragmáticamente la renunciaron para tratar de salvar de cualquier manera a esa masa de partidarios pagados con el dinero de todos los peruanos.

Solo nos queda esperar que la oposición actúe con decisión y le dé la estocada final a una estructura de delegación de gobierno que viene del siglo XIX y que no tiene razón alguna para continuar. Lo menos que esperamos los contribuyentes es la eliminación total de los miles de cargos innecesarios.

Al final, como quedó claro en el conversatorio sobre la prensa en la región organizado por este Diario, es el gobierno y sus allegados obsesionados por razones electorales con intervenir los medios quienes se han convertido en la principal amenaza al derecho a la libre elección que tienen los ciudadanos. Sin embargo, es ensordecedor el silencio de quienes dicen velar por la libertad de expresión.