El doctor Moreno y las "llaves del reino", por R. Vásquez Kunze
El doctor Moreno y las "llaves del reino", por R. Vásquez Kunze
Ricardo Vásquez Kunze

Hasta que apareció el nombre de Susana de la Puente en las conversaciones del ‘negociazo’ que hizo caer al ex asesor presidencial Carlos Moreno, el gobierno había actuado sin reproches. 

Los audios propalados el domingo daban cuenta, en efecto, de dos conversaciones escandalosas entre un funcionario del más alto nivel que, más allá de los delitos que se puedan probar en el fuero respectivo, dejan claro que para el doctor Moreno, amigo y médico personal del presidente, la visión que tenía de su cargo era hacer mucho dinero para él y sus allegados utilizando a los más pobres de tapadera. En consecuencia, la PCM ha procedido a denunciar “a los que resulten responsables”.

Es con base en estas conversaciones que el primer ministro y la ministra de Salud cortan cabezas y reorganizan el Seguro Integral de Salud, el hospital Loayza y otras dependencias y sectores aludidos por el inefable doctor Moreno. Muy bien y felicitaciones. El mal se corta de raíz.

Pero, inexplicablemente, cuando en esos mismos audios incriminatorios Moreno afirma que ha sido otra amiga del presidente la que le ha abierto muchas puertas –para, acto seguido, afirmar: “Estoy tomando Essalud, estoy poniendo al presidente de Essalud”–, el gobierno y sus voceros actúan sin la más mínima coherencia.

Es decir, no se puede argumentar que Moreno hablaba en serio sobre todas sus cuchipandas, pero que “fanfarroneaba” –como se ha apresurado a decir Juan Sheput– con respecto a una de las personas más influyentes del círculo íntimo del presidente, se llame como se llame. ¿Por qué entonces no estaría también fanfarroneando cuando habla de otros que ya fueron “decapitados”?

La reacción del gobierno con respecto a la banquera aludida por Moreno, lejos de despejar cualquier duda, la pone en el centro del debate, pues, en términos de poder y acceso a la cosa pública, De la Puente se llevaba de encuentro a Moreno, según boca del propio doctor del ‘negociazo’.

No es lo más aconsejable para la imagen del gobierno y sus intereses que, sin más, se afirme que fulana de tal no tiene nada que ver con Moreno, como si fuera intocable. 

La misma aludida debería dar la cara –más allá del escueto e-mail en que deslinda con Moreno– para someterse al escrutinio de la prensa y la opinión pública, pues, a diferencia del doctor, ella no ocupa ningún cargo público, lo que hace aun más delicada la situación descrita por Moreno: ¿Qué puertas abre sin tener responsabilidad de Estado alguna? ¿Qué papel oficioso juega en el gobierno? ¿Puede asegurar que no tiene arte ni parte en los asuntos públicos?

Lo que corresponde acá es una profunda investigación a todos los involucrados y aludidos por Moreno sin excepción. 

Quien tiene que separar la paja del trigo no es solo el gobierno sino, y sobre todo, la justicia.